El Presidente Hugo Chávez tiene la intención de llegar a ser un longevo político.

Nil Nikandrov
18 de Febrero de 2009
El Presidente Hugo Chávez tiene la intención de llegar a ser un longevo político. (Foto: http://abn.info.ve)
En el referendo celebrado en Venezuela el pasado 15 de febrero estaba en juego si el Presidente Hugo Chávez ganaba el derecho de postular su candidatura para la reelección sin ningún tipo de limitación. Para Chávez, según sus propias palabras, el resultado del referendo sería una sentencia del pueblo: ¿“ser o no ser” para él en la política? Si el resultado era “no ser”, el año 2013 sería la línea de meta, el final, y entonces debía abandonar el sillón presidencial y dedicarse a pensar seriamente en el futuro.

Los ex presidentes no la pasan muy bien en este mundo cruel y vengativo, pero en el caso del aguerrido Chávez, sus enemigos son muchos más que los de los políticos de “calibre estadístico medio”. Los enemigos con satisfacción le harían pagar por todas las derrotas que él les inflingiera. Pero no es la venganza lo que preocupa a Chávez, que en el pasado arriesgó su vida más de una vez. Él quiere conservar su cargo, conquistado con honor, en la política activa, estar a la vanguardia en la lucha por construir un mundo multipolar basado en los principios de justicia, igualdad de derechos de los Estados y soberanía nacional.

Estuve trabajando por más de 10 años en Venezuela como periodista y creo conocer bastante bien “quien es quien” dentro de la élite política local. A la pregunta de si existe o no en este país alguna alternativa real a Hugo Chávez en el cargo más alto de la jerarquía estatal, sin dudarlo respondería: ¡No la hay! Entre sus seguidores de la dirección bolivariana hasta el momento “no se ha dejado ver” un político al que con plena confianza pudiera considerársele un sucesor digno y seguro de Chávez. Nadie entre sus más allegados aspira a este cargo por una causa muy evidente: El ciclo histórico del Chávez Reformador está lejos aún de haber culminado.

La mole de tareas transformadoras es enorme, el proceso de una revolución pacífica aún se encuentra en la rama ascendente de su trayectoria, aunque los primeros resultados positivos de la gestión de Chávez ya se manifestaron en el mejoramiento del nivel de vida del 60% de la población, es decir, de sus capas más pobres. Chávez, a pesar de los incesantes ataques de la oposición, constituye un fenómeno político que, por el hecho mismo de su propia existencia, consolida la sociedad venezolana, neutralizando a extremistas de derecha y de izquierda.

En las filas de la oposición tampoco existe un líder que pueda unificar no sólo todas sus tendencias, agrupaciones, mini partidos, los lastimosos esqueletos de los otrora poderosos partidos “Acción Democrática” o COPEI, así como a los partidos de nueva factura del tipo de “Primero Justicia” o “Nuevo Tiempo”, sino tampoco la parte del electorado “neutral” (cerca del 30%) denominada “ni –ni”. Cuántos no habrán sido ya los candidatos probados por la oposición (y los operadores de marionetas de Norteamérica) para promoverlos como líderes del campo de protestas antichavistas, pero todos los intentos han terminado en un fracaso rotundo. El más prometedor pareció ser el gobernador del Estado de Zulia, Manuel Rosales, (en la actualidad ex gobernador), pero tampoco pudo rivalizar con Chávez en las presidenciales del 2006. Rosales es un político de corte mafioso, como muchos otros en la historia contemporánea de Venezuela. Ha sido el niño mimado de todos los embajadores norteamericanos que se han desempeñado en Caracas durante los últimos años. Rosales recibe su “alimento” financiero de los servicios especiales de los EUA, en la suposición de que él podía llegar a ser la cuña con la cual se pudiera sacar a Chávez de la butaca presidencial. En Washington se hacen de la vista gorda ante los dudosos vínculos de Rosales con los narco empresarios colombianos y con los jefes de los destacamentos paramilitares. A través de este contingente específico, Rosales y su equipo en más de una ocasión han tratado de preparar la eliminación física de Chávez.

La votación del 15 de febrero ha sido el segundo intento por introducir en el articulado de la Constitución Bolivariana de 1999 enmiendas referidas al derecho del Presidente (y de otros funcionarios estatales electivos) a postularse para estos cargos sin ningún tipo de limitación. El intento de corregir todo el texto de la Constitución (en diciembre del 2007) culminó con una derrota para Chávez. Según los datos de la Comisión Electoral Nacional, perdió por un estrecho margen de votos. El Presidente enfrentó la derrota con dignidad y la reconoció sin esperar los partes complementarios del resultado de la votación en las regiones periféricas de Venezuela que podían haber hecho girar el resultado final a su favor con una ventaja de 5 – 6 mil votos. “No me hacía falta una victoria tan poco convincente, explicó Chávez. Hubieran comenzado a cuestionarla en todas partes. Ahora esa ventaja mínima la tiene la oposición y tengo la esperanza de que con sabiduría aprovechen esta victoria que yo denomino pírrica”

En la comprensión de Chávez, “aprovechar con sabiduría” significaba: que la dirección de la oposición revisaría la estrategia y la táctica de sus acciones, rechazaría los métodos desestabilizadores de lucha contra su gobierno, emprendería la elaboración de un programa “competitivo” que le permitiera rivalizar con el proyecto bolivariano. Pero el problema está en que la demorada escisión dentro de la oposición y su subordinación a los intereses de los EUA no le permiten llevar a cabo un trabajo constructivo bien orientado a un fin. El único factor aglutinante para la oposición es el grito “¡Abajo Chávez!” Todo lo demás lo dejan “para después”: cuando el odiado “tirano” se vaya, entonces, dicen ellos, emprenderemos la reconstrucción de Venezuela sobre bases democráticas idealmente formuladas. Entonces será que compaginemos el programa.

La victoria de Chávez en el referendo del 15 de febrero con un resultado de 54% “a favor” de la enmienda y un 46% “en contra”, era de esperar. Junto al Palacio de Miraflores, bajo el “Balcón del Pueblo” desde el que Chávez hace uso de la palabra en ocasiones solemnes, se reunieron miles de sus seguidores. Había sido un triunfo común. Vale la pena recordar que ninguno de los políticos contemporáneos ha tenido que pasar por tanta cantidad de campañas electorales como Chávez. ¡Ese si es un verdadero campeón de la democracia y de los procedimientos electorales democráticos! La oposición se vio obligada a reconocer la derrota. En el pasado, cualquiera que fuera la diferencia en los resultados a favor de Chávez, los Medios de Información Masiva (MIM) la cuestionaban: “¡Es un engaño! ¡Fraude!”. La última derrota de la oposición resultó especialmente amarga porque la enfrentó a un dilema: ¿Quién podrá realmente rivalizar con Chávez en las elecciones de finales del 2012? Para la oposición resultaría aceptable como rival cualquier representante de la cúspide bolivariana, que no sea Chávez. En la pesa de “políticos súper pesados” la oposición no tiene a quien poner.

La prensa liberal de Rusia recibió la convincente victoria de Chávez en el referendo con una evaluación unánime mal intencionada. “Derecho a la Presidencia vitalicia”, “Chávez va a reelegirse interminablemente”, “Chávez sin plazo fijo” – eran los titulares más sacados en los medios masivos. Los comentarios que seguían estaban escritos de forma que parecían copiados: ¿Será posible que este “tirano, populista, dictador, usurpador y terrorista” vaya a gobernar Venezuela todo el tiempo que quiera?

Siempre he intentado comprender porque comentaristas rusos, que en principio tienen una orientación liberal, con tanto entusiasmo “descuartizan” a Chávez como si él representara una amenaza directa a los intereses estratégicos de Rusia. ¿De dónde les viene esa injustificada hostilidad acusadora, digna de mejor destino?

Para ilustrar la altanería con que escriben sobre Chávez algunos expertos liberales, citaré como ejemplo el comentario de Gazeta.ru del 17.02.09. Su autor, Evgueniy Trifonov se especializa en atacar al presidente venezolano:

“Incluso si (lo que en principio es imposible) los planes de Chávez llegaran a realizarse, Venezuela seguirá siendo un apéndice suministrador de materias primas para los países desarrollados. Y todo lo del “curso antiimperialista de desarrollo” no será más que un sonido hueco. Para poder convertir a Venezuela en un país desarrollado, para la construcción de carreteras, el desarrollo de la agricultura (el 80% de los alimentos se importa), de la industria química, ligera y alimentaria y la construcción de maquinarias, los recursos se asignan por el principio “de lo que sobra”. Y es sabido que sólo el desarrollo de las ramas enumeradas es capaz de asegurar la ocupación de la población, el crecimiento del nivel de vida, la superación de la pobreza. Por cierto, el modelo económico según el cual la mayor parte de la población vive de limosnas del Estado permite a los regímenes tiránicos y populistas mantenerse largamente en el poder. Cuba, tan amada por Chávez, y Corea del Norte son ejemplos de ello. Si el líder venezolano comprende cosas tan complejas para un oficial de las tropas de asalto, entonces está actuando muy correctamente. En teoría, no puede excluirse que en caso de crisis, “el Comandante” reniegue de los extremos del “bolivarianismo”: deje de gastar dinero en la compra de armas, cierre los megaproyectos para la asimilación del Orinoco y la construcción de fábricas metalúrgicas. Entonces, los disminuidos, pero aún considerables ingresos pudieran ser utilizados para eliminar desajustes en la economía y deformaciones en la esfera social. Verdad es que, en ese caso, crecerá y se fortalecerá la “clase media” que apoyará a Chávez sólo en caso de que éste lleve a cabo una política responsable sin ayudas a Cuba ni a Nicaragua, sin amistad con Irán ni con los palestinos. En principio, esto es posible: como la mayoría de los populistas, Chávez no tiene una ideología estable. Tiene pasiones que dependen de las coyunturas.”

El señor Trifonov padece de una gran “cojera” de su lógica: es improbable que “según el principio de lo que sobra” puedan llevarse a cabo megaproyectos y construirse plantas metalúrgicas. Algunas de las tesis-sugerencias del autor nos dicen mucho de sus inclinaciones propagandísticas: ¡Ya es hora de que Chávez deje de gastar dinero en armamento (lo que es beneficioso para Rusia, pero altera a los EUA); en su política exterior “responsable”, Venezuela debe abandonar su ayuda a Cuba y a Nicaragua (esto altera a los EUA); nada de amistad con Irán ni con los palestinos (esto también altera a los EUA)! ¿Será posible que para el autor de este artículo tenderse bajo los EUA sea el éxtasis supremo? La tesis clave de la obra maestra publicitaria de Trifonov, de forma resumida y generalizada es la siguiente: Chávez es malo tanto como persona como en su papel político porque no comprende nada de la actual vida globalizada, pero impone su línea, aunque, por cierto, que se le puede pedir a “un pobre oficial de las tropas de asalto”

Los ataques contra el “régimen bolivariano” de los MIM rusos contratados y orquestados, reiteran, por su contenido, las tesis que de forma centralizada difunden al mundo los órganos especializados en guerra psicológica e informativa desde el territorio de los EUA. Chávez y su política no son aprobados en los EUA, independientemente del color de la administración de turno y de los referentes proclamados en materia de política exterior.

La predisposición de los liberales rusos con relación a Chávez refleja además, en esencia, su enfoque prohibitivo-totalitario hacia un “pensamiento heterodoxo”. Para ellos, todo lo que hace Chávez (al igual que el boliviano Evo Morales, el nicaragüense Daniel Ortega, el ecuatoriano Rafael Correa y otras izquierdas Latinoamericanas) ¡es inaceptable! ¡Es una regresión! ¡La sombra maléfica del marxismo leninismo! ¡Alarma de combate! ¡Ahí vienen los rojos! Por muy liberal que seas o incluso neoliberal de cinco estrellas, debes comprender que hay otro punto de vista, otro enfoque de las circunstancias multivectoriales de la vida. No tuerzas la expresión del rostro cuando te digan “un mundo mejor es posible”. Hay muchas personas que no sólo dicen frases bellas, sino que, además, se esfuerzan por llevar a la realidad el sueño de justicia y florecimiento para todos.

Los ingresos por el petróleo permiten hacer eso y Chávez no se anda con tacañería. Odia a los cleptócratas, a los constructores de “nidos paradisíacos” individuales, a los “burgueses bolivarianos” que llevan una vida parasitaria a expensas de la revolución y sus complicaciones. Tiene un sueño que se expresa en tres palabras: “Venezuela para todos”. Y en este “para todos” incluye también a sus oponentes políticos.

Chávez reforma el país, tratando de considerar los intereses de todas las capas, pero, ante todo, naturalmente, los de aquellos que antes estuvieron marginados, de la masa políticamente excluida que no tuvo incluso posibilidad ni de expresar, aunque fuera de manera episódica, su voluntad en las elecciones. En las zonas de pobreza, donde vivía una gran parte de la población, el número de distritos electorales era mínimo, toda vez que los gobiernos anteriores hacían todo lo posible por limitar una votación que implicara una protesta indeseada. Con Chávez todo cambió.

A ritmos acelerados (el dinámico Chávez no puede hacerlo de otra forma) en Venezuela se llevó a cabo la plena liquidación del analfabetismo; se prestó (y se presta) asistencia médica completa a los habitantes de las regiones más pobres; se lleva a cabo la construcción masiva de viviendas populares; se realizan campañas regulares dirigidas para suministrar productos alimenticios a precios beneficiosos a las capas de la población con menos recursos (sin limitar en esto a los representantes de la clase media)

“Si mi país tuviera una billetera tan llena de petrodólares como la de Chávez”, dijo un presidente chileno que se consideraba socialista. Chile es un país rico y desarrollado que en sus arcas estatales tiene más que suficientes recursos para poner en práctica reformas sociales de amplia escala. Pero, ¡ay!, la doctrina económica por la que se guía la República de Chile, no le permite “inflar de forma voluntarista” los gastos de este tipo. “Chávez no entiende nada de economía. ¡Chávez conducirá el país a una catástrofe!” Cuántas veces he escuchado este tipo de ataques contra el presidente de Venezuela. Hasta la crisis, hasta la posible catástrofe e incluso, vaya a ver si no hasta el colapso generalizado, se ha llevado la economía mundial, pero no ha sido Chávez el que lo ha hecho. Innumerables destacamentos de “expertos”, “pronosticadores”, “teorizadores de economía y finanzas”, “los Chicos de Chicago”, así como banqueros, magnates y oligarcas que en la actualidad hacen públicas sus disculpas y arrepentimiento. Tomando esto como telón de fondo, Chávez se ve mucho más atractivo y sagaz. ¡Sobre que el capitalismo está corrigiendo su curso hacia el socialismo se ha empezado a hablar incluso en los Estados Unidos! ¿Resulta, entonces, que Chávez tiene razón?

El líder venezolano sabe muy bien de que ancho de banda, en cuanto a posibilidades reales, dispone para llevar a cabo experimentos sociales en el país. Así, por ejemplo, la edificación de pueblos socialistas modelo, el propio presidente lo considera no una guía para la acción, sino un experimento útil que debe mostrar si tiene perspectivas o no.

Chávez no tiene la intención de provocar a la influyente clase media con la implantación voluntarista del “Castrocomunismo”. El nunca va a copiar la experiencia cubana, tanto más, porque el propio Fidel Castro lo previno al respecto. Chávez en la actualidad se inclina más hacia experimentos sociales moderados y su afán por construir un socialismo con “rostro venezolano”, por supuesto, no estará acompañado de la “prohibición de las relaciones capitalistas” en el país, ni por el establecimiento del control estatal sobre los bancos, la confiscación de la propiedad personal, la ideologización de la educación ni la prohibición de la actividad de los medios privados de información masiva. Cerca del 90% de los canales de televisión, estaciones de radio y prensa escrita en Venezuela pertenecen al sector privado que diariamente les lava el cerebro a los habitantes venezolanos con propaganda negativa. Pero a Chávez ni se le ocurre pensar en cualquier tipo de medida represiva contra este tipo de “libertad de palabra”

En lo que se refiere al uso de las reservas monetarias nacionales, Chávez las invierte generosamente para modernizar la industria del país, para desarrollar el sector agroindustrial, construir puentes modernos, desarrollar las vías férreas y las líneas de metro, construir excelentes autopistas y conductoras de agua en las regiones secas del país. En aras de la objetividad hay que decir que este trabajo de transformación lo comenzó Chávez en serio en los años 2004 – 2005. El intento de golpe de Estado de abril del 2002, la “huelga general” de fines del 2002 y comienzos del 2003, el prolongado sabotaje petrolero, todas estas acciones estuvieron dirigidas no sólo a derrocar a Chávez, sino, además, a frustrar los ambiciosos planes económicos del gobierno bolivariano. De ahí provienen también las acusaciones de “incapacidad del régimen”, de corrupción, de dilapidar recursos. Pero en sólo 4 años, Chávez ha podido hacer mucho. El autor de este artículo que ha recorrido todo el territorio de Venezuela, con satisfacción deja constancia de que: En el país tiene lugar una obra colosal. Venezuela está en auge y en mucho contribuye a ello el curso consecuente hacia la integración en los marcos del MERCOSUR y el ALBA – Alternativa Bolivariana para las Américas.

Puede felicitarse a Chávez por la victoria. Venezuela está en manos seguras. Si el Presidente está seguro del éxito de su misión histórica y día a día le demuestra al pueblo con hechos de que él se mantiene en su puesto, ¿habría razón para encerrar su gestión en los marcos artificiales del dogma democrático occidental?
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