Miami – vedado de los terroristas made in USA

Nil Nikandrov - http://es.fondsk.ru
25 de Junio de 2009
Miami – vedado de los terroristas made in USA
La ciudad de Miami, Estado de Florida, está mundialmente conocida por sus playas, el servicio turístico y diversiones para todos los gustos. La gente pudiente de los países de América Latina considera prestigioso poseer inmuebles en esta ciudad portuaria de balneario, hacerse miembros de clubes privilegiados y probar el modo de vida, que llevan los americanos de la high society, hartos de las ventajas de la civilización. Miami es algo parecido a un campo de operaciones latinoamericano en el territorio de EEUU. Allí encuentra un refugio confortable gente muy abigarrada de los países al sur de Rio Grande: hombres de negocio, que se alejaron del business, políticos, que sirvieron por la fe y la verdad al Departamento de Estado (en detrimento de los intereses de sus estados), actores exitosos y cantantes populares, así como narcotraficantes todopoderosos y otros representantes del mundo criminal.

En los medios de comunicación masiva de los países occidentales Miami se cita raras veces como centro de apoyo de las organizaciones terroristas. Lo que tiene una explicación obvia. "Nuestros" terroristas (a pago), usados por los operativos del FBI, la CIA y otros servicios especiales, no representan para las autoridades y los medios de comunicación masiva parciales una amenaza a la seguridad nacional de EEUU. La operación antiterrorista permanente, desplegada por las estructuras de fuerza de EEUU después de los ataques espectaculares de los "boings" contra las torres del Centro Comercial de Nueva York, no perturbó de ninguna manera a los chacales de "la guerra sucia", quienes se establecieron en Miami y se acostumbraron a matar desde detrás de la esquina o poner bombas a los "enemigos" potenciales del imperio. A juzgar por todo, en los círculos influyentes ultraderechistas de EEUU siguen pensando, que con la ayuda de semejantes mercenarios se puede contrarrestar de una manera eficaz también a los "regímenes" del Hemisferio Occidental, que se consideran enemigos – en Cuba, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Paraguay, Nicaragua y El Salvador.

La creación en los suburbios de Miami de centros secretos para la preparación de "agentes adjuntos de carácter terrorista" estuvo siendo realizada desde los primeros años de la existencia de la CIA. Desde el principio se definió su especialización regional: trabajo en aquellos países de América Latina y del Caribe, que "tienen atracción al comunismo". La experiencia exitosa de la "neutralización" de los enemigos con la ayuda de este "contingente especial" fue adquirida en Guatemala durante el período del gobierno del presidente progresista Jacobo Arbenz (1951-1954). A finales de los años 40 han sido ametrallados con sospechosa frecuencia las misiones diplomáticas y los apartamentos de los diplomáticos soviéticos en Chile, Colombia, México y Cuba. Con amenazas de represión física se han chocado nuestros representantes en Uruguay y Argentina. Han sido los primeros años de la "guerra fría", y a través de las "posibilidades" de la CIA se transmitía la señal sumamente clara: "¡Soviéticos, fuera de América Latina!" Como resultado, Moscú se vio obligada a cerrar la mitad de sus embajadas en la región.

"El renacimiento" de las estructuras terroristas en Miami llegó después de la epopeya guerrillera victoriosa de Fidel Castro y sus coetáneos. Se fugó de la isla el dictador Fulgencio Batista, tras él – centenares de criminales de la guerra y agentes de los servicios policiacos, implicados en perpetrar represiones sangrientas. Son ellos, a quien la CIA había reclutado en forma masiva para engrosar las filas de las agrupaciones terroristas que se enviaban a Cuba. En "el historial" de los comandos de Miami – centenares de asesinatos y atentados en La Habana y otras ciudades. El principal objetivo de los terroristas fue Fidel Castro, y para su "liquidación" se usaron varios artefactos sutiles de la CIA, comenzando por tabacos rellenos con explosivos, hasta un acualong con gas venenoso.

La preparación de los terroristas en el medio de los emigrantes cubanos adquirió tal dimensión, y su influencia creció tanto, que ellos comenzaron a entrometerse descaradamente en los asuntos internos de EEUU. El conocido director del cine documental y publicista americano Michel Murr señaló con razón, que en cada incidente o un acontecimiento de crisis, que tuvieron lugar en EEUU durante los decenios pasados, se vislumbra claramente una huella de extremistas cubanos de Miami: el asesinato de John Kennedy, el escándalo del Watergate, el caso Irán-contras, etc.

En el caso Irán-contras el operador clave de la CIA en la entrega de las armas a los "contras" nicaragüenses en 1985-1987 fue un tal Ramón Medina. Se hizo un ejemplo clásico de la formación de un terrorista en el "bendito" terreno americano. Su nombre real es Luis Posada Carriles. Nació en Cuba en 1928. Químico de profesión, y en esta calidad trabajó antes de la revolución en los ingenios azucareros. Posada no aceptó "el régimen" de los hermanos Castro, pasó a la clandestinidad, y en febrero de 1961 abandonó el país para evitar el arresto, al decidir firmemente continuar luchando contra la "tiranía".

Posada pasó la preparación subversiva y militar en Fort Benning (EEUU), donde fue reclutado por la CIA. Su agenda profesional es ejemplar. Desde 1964 patroneaba en uno de los campamentos de la llamada "Junta Revolucionaria" la preparación de comandos, a los que enviaban clandestinamente a Cuba. En los años 60 Posada se dedicó a la creación y "la elevación de la eficacia" de tales organizaciones, controladas por la CIA, como "Alpha 66", "Comandos L", "Movimiento 30 de Noviembre" y otras. En 1967 Posada fue enviado a Venezuela, donde con la ayuda de los agentes de la CIA encabezó el departamento operativo de la policía secreta DISIP. Sobra decir, con qué tesón perseguía y "convertía en polvo" a miembros de las organizaciones de la izquierda y los destacamentos guerrilleros. La culminación de la actividad terrorista de Posada fue la explosión en 1976 del avión de la compañía de aviación cubana (el vuelo Caracas-La Habana). Perecieron 73 pasajeros y todos los miembros de la tripulación. Pero esta vez Posada no logró huir de la justicia. Fue arrestado, condenado y hasta 1985 permaneció en una cárcel venezolana. Toda la condena Posada no la cumplió: se fugó con la ayuda de sus patrones de la CIA, recibió pasaporte con el nuevo nombre y fue enviado a El Salvador para organizar un canal de suministro de armamentos para los "contras" nicaragüenses.

En el año 2000 Posada junto con tres ayudantes preparaba en Panamá una "liquidación" de Fidel Castro. El líder cubano participó en la X Cumbre Ibero-americana e iba a intervenir en la universidad local. La inteligencia cubana a tiempo recibió la información sobre el atentado, que se estaba preparando, y el propio Castro intervino con la declaración correspondiente ante los periodistas. Posada y sus copartícipes fueron arrestados por la policía panameña, que encontró las pruebas irrefutables, incluyendo 30 kilos de material explosivo. Como ya había sido más de una vez, a Posada le salvaron los norteamericanos. A Panamá llegó el secretario de Estado Powell y se puso de acuerdo con las autoridades sobre la liberación de todo el grupo de los terroristas. Motivó su solicitud con el hecho de que en el país iba a llegar al poder Martín Torrijos, quien simpatizaba a Chávez. "El dictador" venezolano iba a exigir obligatoriamente la entrega de Posada, para "vengarse" por el avión cubano derribado. De nuevo el nombre de Posada se hizo público con motivo de la preparación de otro acto terrorista hace relativamente poco tiempo. Sus agentes en América Central elaboraron un plan de atentado contra los líderes de Venezuela, Hugo Chávez, y Bolivia, Evo Morales, durante su estadía en El Salvador durante el acto de inauguración de otro presidente de la izquierda, Mauricio Funes. La información sobre estos planes fue recibida a tiempo, Chávez y Morales suspendieron el viaje.

La prensa mundial bautizó a Posada de "terrorista número uno del Hemisferio Occidental», pero la justicia de EEUU ignora los hechos, prefiriendo acusarlo de "la violación de las leyes migratorias" al cruzar la frontera.

Después del fracasado atentado del golpe de estado en abril de 2002 y de la experiencia fraudulenta del "sabotaje petrolero" a finales del año 2002–comienzos del 2003 en Venezuela, las organizaciones terroristas en Miami comenzaron a engrosarse con cuadros frescos. La red fraudulenta de los agentes de la CIA y de la exploración militar de EEUU se fugó para salvarse, y en Miami al lado de la influyente colonia de emigrantes cubanos comenzó la formación de la colonia venezolana – agresiva, vengativa, orientada a los métodos de fuerza de la solución del "problema de Chávez". Según la recomendación de los asesores de los servicios secretos de EEUU los veteranos cubanos de "la guerra sucia" tomaron bajo su ala a los refugiados venezolanos para enseñarles la teoría y la práctica del terror. Es por ahora temprano juzgar la magnitud de esta colaboración, todo se hace bajo el espeso telón de secretismo, pero algunos elementos de la cooperación migratoria a base del terrorismo se filtró a los medios de comunicación masiva.

Oficialmente fue oficializada por "El Acuerdo", firmado en Miami en la segunda mitad del año 2002 entre la agrupación paramilitar cubana "Comandos F-4", encabezada por Rodolfo Frometa, y "La Unión Patriótica Venezolana", representada en EEUU por el capitán retirado Luis García Morales. "El Acuerdo" prevé la coordinación de las actividades, el intercambio de información, la preparación militar conjunta, y en los "momentos críticos" para Cuba y Venezuela – la realización de operaciones preventivas "de venganza". Hay que destacar, que los activistas venezolanos de "la resistencia activa" después de una serie de derrotas, sufridas por Chávez y sus partidarios, no están demasiado deseosos en regresar a la patria, para "poner fin a la dictadura". Prefieren buscar a los ejecutores en el medio de los emigrantes centroamericanos, colombianos o argentinos, prometiéndoles una buena remuneración de sus servicios de "los fondos especiales de EEUU".

Aunque en la colonia venezolana en Miami ya hay sus "héroes". Dentro de ellos – algunos oficiales refugiados, que organizaron en Caracas explosiones al lado de las embajadas de España y Colombia con fin de comprometer "el régimen bolivariano". Son bien conocidos los miembros de otro grupo de los "bombistas", que lograron fugarse de Venezuela. Son acusados del asesinato del fiscal Danilo Anderson, quien estaba investigando las circunstancias del golpe de estado de 2002. También viven a sus anchas en Miami los instigadores del "sabotaje petrolero", que por poco puso a Venezuela al borde de una catástrofe ecológica con víctimas humanas incalculables. A todas las interpelaciones de las autoridades venezolanas sobre la entrega de los criminales EEUU contestan con evasivas o no responden nada.

Los servicios secretos de los países, a los que la propaganda occidental llama "populistas", están enterados de los principales canales del traslado de los terroristas desde Miami en "la dirección meridional". A muchos de ellos se les plantea la tarea de asentarse por un período duradero, legalizarse y preparar las condiciones para las acciones en la hora "x". Los puntos del trasbordo son algunas ciudades portuarias de El Salvador, Honduras, Guatemala, Panamá, San José, la capital de Costa Rica, la ciudad colombiana Cúcuta, ubicada en la frontera con Venezuela. Últimamente en las operaciones similares más a menudo se usa el territorio de México, cuyos servicios secretos pasaron de hecho bajo el control americano durante la presidencia de Calderón. Los estados isleños del Caribe, sobre todo aquellos que están ubicados por el perímetro de la frontera marítima de Venezuela, también “se usan” a lo ancho de las futuras operaciones de desestabilización de “los regímenes enemigos”.

La preocupación de los gobiernos progresistas de la región por las amenazas terroristas, que parten del territorio de EEUU, y en primer lugar desde Miami, les incita a emprender pasos para recibir la información verídica sobre los complots y planes de sabotaje, que maduran allá. Así, en La Habana nunca dudaron de que Washington patronea a los bandidos, que organizan explosiones en Cuba en los hoteles y restaurantes, envenenamientos masivos de personas y animales, provocaciones en las fronteras marítimas y aéreas. Por eso a la esfera de la mafia terrorista anticubana fueron introducidos unos hombres, que podrían informar a tiempo sobre la preparación de las acciones criminales. Dentro de los voluntarios fueron enviados a EEUU, en particular, Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando González Llort y René González Sehwerert. Durante los años de su trabajo “los cinco valientes” lograron prevenir más de 170 actos terroristas. Los materiales, reunidos por “los cinco” en lo hondo de la madriguera terrorista en Miami, el gobierno de Cuba, de acuerdo al derecho internacional los presentó a las autoridades americanas. Pero Washington se aprovechó de ellos no para poner fin a la actividad de los bandidos, sino para organizar la cacería a los luchadores contra el terrorismo.

En 1998 los cubanos fueron arrestados y juzgados por un tribunal, que se convirtió en una farsa. Los jueces fueron intimidados por la mafia “anticastrista” y fácilmente manipulados. El proceso no tuvo carácter jurídico, sino político, los hechos fueron manejados de forma parcial, y las pruebas reales de la inculpabilidad de “los cinco” no se tomaron en cuenta. La culpa de los enjuiciados no fue comprobada. Pero esto no fue un obstáculo para condenarlos a largos plazos por crímenes inventados, incluso “por el espionaje” en contra del cuartel general del Grupo Sur del Comando de las FFAA de EEUU, que se encuentra en Miami. Y eso, que en el proceso judicial, que se prolongó por siete meses, estuvieron presentes varios generales en retiro del Ejército de EEUU, los cuales atestiguaron, que en aquel caso no hubo acciones, relacionadas con la recopilación de la información secreta cerrada.

La lucha por la liberación de los Cinco héroes hoy es una de las prioridades de la política estatal de Cuba y una causa de honor para el pueblo cubano. En todo el mundo, incluso en Estados Unidos, se ha desplegado un movimiento masivo de la opinión pública por la liberación de los héroes. En varios países actúan más de 300 comités de solidaridad con “los cinco”. El grupo de trabajo de la Comisión de derechos humanos de la ONU declaró, que el arresto de los cinco cubanos tiene carácter parcial. El grupo exhortó al gobierno de EEUU para que tome medidas necesarias en la solución de la situación, que contradice al derecho internacional y al sentido común. Realmente, ¿cómo se puede conjugar las declaraciones llamativas de Washington sobre la lucha contra el terrorismo, la condena de “los cinco” y la defensa de Posada Carriles, el asesino de decenas de personas en la explosión de un avión civil?

Las organizaciones terroristas, que se anidaron en Miami, son una amenaza no sólo para los estados y los líderes de América Latina. Todos, los que están al tanto de la vida oculta de Miami saben, que allá matan a la gente sencilla sólo por pensar de otra manera, atreverse a defender sus convencimientos políticos en contra de la mafia política dominante. Este terror rastrero se enmascara detrás de crímenes domésticos, catástrofes automovilísticas y otros accidentes. El verdadero trasfondo de las muertes, como regla general, se oculta. Dentro de las víctimas hubo aquellos, quienes querían que se mejoraran las relaciones con La Habana, deseaban éxito a las reformas bolivarianas en Venezuela, creían que la construcción del socialismo en Nicaragua o Ecuador tiene buenas perspectivas. No se puede dejar de recordar, que a la redacción de la revista “La Réplica” siete veces tiraban bombas “como castigo” por su postura en pro del diálogo con Cuba. La mayoría de los norteamericanos no tiene noción sobre lo que realmente tiene lugar en Miami; parece ser un país aparte, donde detrás de la fachada festiva exterior y la despreocupación de balneario prosperan el extremismo, la intolerancia política y la sed insaciable de la venganza.

Precisamente en Miami, hace algún tiempo, se planearon y se afinaron en el círculo fraternal de mafiosos americano-cubanos, de los mamarrachos de la CIA, del FBI y del Departamento de Estado muchos detalles del complot contra John Kennedy. El presidente actual Barack Obama ya ha sido criticado más de una vez por los extremistas-mayameros, descontentos por la insuficiente crueldad de su posición con respecto a Cuba. No hay ninguna garantía de que aquella historia lejana no se repita.
Compartir
URL Copiado!