Mariana Gónitch – un nombre olvidado de la inteligencia

Nil NIKÁNDROV - http://es.fondsk.ru
24 de Julio de 2009
Mariana Gónitch – un nombre olvidado de la inteligencia
Mariana Gónitch – un nombre olvidado de la inteligencia
El núcleo del servicio secreto del NKVD en París recibió el permiso del Centro de enviar a la agente "Asia" a España el 26 de septiembre de 1939. La Segunda guerra mundial ya estremecía a Europa. La inteligencia soviética tenía que restablecer las redes de sus agentes en España para "el período especial". Después de la victoria en la guerra civil los órganos represivos del caudillo Franco barrían con una escoba de hierro a todos los sospechosos por "su pertenencia" a comunistas, anarquistas y masones. Sobre la eficacia de estas medidas se podía juzgar por el hecho de que la mayor parte de los emisarios no regresaban de allá. En aquellas condiciones "Asia", la cantante de ópera Mariana Gónitch, fue la candidata más acertada.

El agente secreto Lev Vasilévskiy ("Dick") escribía al Centro: "Si la contrainteligencia franquista se interesa por Gónitch, no podrá encontrar nada comprometedor". Realmente, no hubo nada sospechoso en su biografía. Mariana era una emigrante rusa. Nació en 1900 en Petersburgo. Su padre era director de las fábricas constructoras de navíos Névskiy, murió después de la revolución de Octubre. Ella soñaba con el escenario de ópera, y en la Rusia Soviética comenzó su exitosa carrera artística. En 1923 su madre se enfermó gravemente y tenía miedo de que fuera a morir sin despedirse de Mariana. Tuvo que partir urgentemente a París. Los miedos de la madre resultaron vanos, ella se recuperó, pero no le dejó regresar a la hija. Después Mariana se quejaba muchas veces, que la "hicieron" abandonar la Rusia Soviética, donde ella pudo hacerse famosa.

Sin embargo, gracias a su persistencia y laboriosidad, Gónitch logró ganar su lugar en el escenario europeo. Ella perfeccionó su técnica con el mejor profesor del canto, el italiano Cesare Storani. Su repertorio francés lo compuso Paul Larry, el alemán – Elizabeth Kucherra. Mariana firmó un contrato con el Teatro de los Campos Elíseus. Fue saludada con admiración por el público su interpretación del rol de Anna en la opera "Don Juan". "La estrella de ópera emergente, el mejor soprano de Europa",- escribían de ella los críticos. La confirmación de su "posición estelar" fue la invitación al rol de Margarita en la ópera "Fausto". Y con razón, ya que su socio fue el propio Fédor Shaliapin, quien según las palabras de Mariana, rechazó no menos de "dos decenios de cantantes", hasta que la escuchó a ella. Ya en la segunda mitad de los años 20 el nombre de Mariana Gónitch comenzó a ser incluido en las enciclopedias musicales.

En 1933 Mariana se casó con el músico y compositor cubano Pedro Guida. Ganaba la vida tocando el saxofón en un cabaré de Montmarte, no se destacaba por la practicidad excesiva, y por eso la principal líder y el soporte de la familia fue Mariana.


***
La agente "Asia" conocía bien España, donde realizó giras en numerosas ocasiones. Se le fue encomendado mirar con detenimiento y escuchar, estudiar la situación en el país, chequear varias direcciones, para aclarar el destino de algunos españoles, quienes ayudaban al Departamento Exterior del NKVD durante el período de la guerra civil. Como artista, se le fue recomendado organizar conciertos en beneficio de la falange y el ejército, para ampliar al máximo sus vínculos y ganarse la recomendación de una partidaria del régimen fascista. Gónitch tenía todas las perspectivas al éxito, ya que en Madrid vivía su amigo muy influyente, Miguel Primo de Rivera1, el hermano menor de José Antonio Primo de Rivera2, el fundador del partido la Falange Española. A Miguel Mariana lo conoció en agosto de 1928 en París, y pronto se encontró con él en Nueva York. En aquel entonces a Miguel le interesaba más el arte de la pintura y el juego al polo, que la política. Pidió a Mariana posarle, y ella lo aceptó. Así comenzó su romance no muy largo, pero fervoroso. Ellos se separaron, porque el español no pudo permanecer aparte de los acontecimientos políticos en el país, y a ella la esperó un contrato en Francia. Pero las relaciones entre ellos no se cortaron. Así fue en aquella ocasión,- durante una charla telefónica, cuyo contenido Mariana le relató al agente,- Miguel le prometió ayuda para organizar sus asuntos en España.

"Dick" se puso de acuerdo con "Asia", que ella iba a rendir cuentas durante sus llegadas a París, o sea, una vez en dos o tres meses. También se pusieron de acurdo, que ella iba a enviar una vez al mes tarjetas postales de contenido neutral a una dirección acordada en París. Iba a ser la señal de que con ella todo estaba en orden.


***
Sus primeras impresiones sobre España Mariana las expuso en el informe, que entregó a "Dick" en un apartamento conspirativo en París:

"En la estación fronteriza de Irún la guardia la realizan unidades de "requeté". A todos los que entran a España, los mandan a la comandancia e interrogan con detenimiento. Al encontrar una menor sospecha, se le somete a un registro: no se admiten medicamentos algunos, publicaciones impresas, cartas personales, divisa extranjera. Su cambio se efectúa por el precio forzado: a un extranjero le dan 12 pesetas por un dólar, a un español – 9. Para el viaje por España se necesita el "salvoconducto" – un pase especial. Aunque raras veces es requerido, si tienes un aspecto no proletario.

En las cuadras madrileñas, que han sido objeto de bombardeos y ataques de artillería, se efectúa limpieza de las calles, se desmontan edificios destruidos. Por las noches las calles caen a la oscuridad: para las pocas estaciones eléctricas que se han quedado, les falta el combustible. Están introducidas tarjetas para los productos comestibles. Después de la abundancia francesa sorprende el escaso surtido de los bienes en las tiendas, los precios por las nubes en "el mercado negro". El habla alemana suena en las instituciones gubernamentales, en los lugares públicos, en las ciudades balnearios. Los alemanes son omnipresentes, se portan como los dueños de la situación. La policía no les molesta en nada. El país está prácticamente ocupado por el Tercer Reich, que salió victorioso en la guerra civil. La dictadura de Franco se extendió para todos los lados de la vida, ha sido establecido el riguroso control sobre las mentes y la vida personal de los españoles, las finanzas y la economía del país. Las autoridades lo explican por las tareas del restablecimiento de España y la guerra en Europa: no hay esperanza de recibir ayuda ajena. Es necesario contar sólo con las fuerzas propias”.


***
La apuesta a Miguel resultó acertada. Recordó sus días felices y despreocupados en América y, claro está, ayudó a su ex amante. "Lo arregló todo prácticamente en un día,- escribió ella en su informe.- Me prorrogaron la visa, extendieron el permiso migratorio permanente para el trabajo en los teatros españoles, aunque habitualmente es muy difícil superar sus formalidades burocráticas antiguas. Miguel favoreció a que fuera firmado mi contrato con la ópera madrileña".

La característica, que "Asia" le dio a su protector, fue seca, sin matices personales:

"Es consejero nacional y miembro de la junta (el Consejo político superior), que encabeza Serrano Suñer en calidad del presidente. Miguel forma parte del núcleo de los pocos "ideológicos", quienes se agrupan en torno a él. Por los encargos personales de Suñer viaja por España, ocupándose de los asuntos del partido. Ahora Miguel es un nacionalista al cien por ciento, impregnado por el espíritu de gran nación. Miguel cree fanáticamente en el futuro de la falange en España y detrás de sus fronteras (en América Latina), no admite ni una idea de que su país pueda hacerse un satélite de alguien. Varias veces insinuó a que después de la unificación, anunciada por Franco, de todos los partidos reaccionarios en uno solo, la Falange tradicionalista Española, y las JONS, en los círculos superiores del país existen (y se desarrollan) serios conflictos internos".

Miguel Primo de Rivera era un hombre ocupado, pero cumplió todo, que había prometido: por su recomendación el Generalísimo Franco con su esposa dignaron con su presencia los estrenos de las óperas "Aida" y "Tosca", aplaudieron su canto. A Gónitch la comenzaron a invitar a conciertos privados en familias aristocráticas. También los emigrantes rusos revelaron su interés hacia ella. El primero se dio a conocer el coronel Nikolay Bóltin, con quien Gónitch estaba conocida aún por París. El coronel luchó de lado de Franco, y después de la victoria, como muchos otros voluntarios rusos, recibió la ciudadanía española. Algunos de sus coetáneos fueron a hacer servicio en la Legión Extranjera. El propio Bóltin a la rutina militar prefirió el cargo en el departamento de la policía secreta, que se encargaba de "los rojos". Se casó con una española, y Gónitch frecuentaba en su casa. La peculiaridad de sus nuevos encargos profesionales no se reflejó en Bóltin de la mejor manera. Sufría la espíamanía y de tarde en tarde "chequeaba" a Mariana, de una manera más "tonta", según ella:

"Una vez estuve de visita en su casa y tomaba el té. De repente llamaron por teléfono. Bóltin habló con alguien un largo rato, y después dijo, mirándome a mí a quemarropa:

"Acaban de informarme de que en nuestra colonia rusa hay un agente rojo".

Le respondí tranquilamente:

"¿De veras? ¡Qué tontería! ¿De dónde podría aparecer en un país, donde hay un control tan severo?"

"Hay rumores, que Ud. ha sido amiga de Plevítskaya, la esposa del general-traidor Skóblin".

"Vayan a comprobar, a mí también me interesaría averiguar, si esto es así".

No ha tocado más este tema. Pero una vez no se detuvo, preguntó, ¿a quién escribo a París en ruso? "Sólo a mamá",- respondí. Entonces él explicó: "Quiere decir, que yo tenía razón. ¿Sabe por qué? Me preguntaron en la censura, si la conozco bien, y a quién concretamente Ud. escribe. Di las garantías por Ud. diciendo, que nos conocemos desde los tiempos antiguos, y que su pasado es políticamente impecable".

Una vez, después de una actuación en la ópera de Madrid, le presentaron a un rubio simpático, un alemán Otto Muller de unos 30 años, con un porte evidentemente militar. Mariana describió así la situación:

"Los alemanes, por lo visto, esperaban, que me iba a quedar admirada por él, y entonces podrían hacer de mi todo lo que quisieran. Guardaban unos planes tenebrosos respecto a mí. No fue casual, que Otto me aconsejaba con insistencia cambiar el pasaporte francés por otro cubano, ya que según él iba a facilitarme los viajes en los tiempos de la guerra. No me quedé “admirada” por el alemán, pero él cayó en mis redes, insistía en que me divorciara del marido y se casara con él. Otto parecía que se olvidó que en Alemania le esperaba la novia. Suplicaba, que yo pasara con él dos semanas de vacaciones en cualquier lugar de España, y para hacerle la prueba, le propuse Alicante. Dos o tres veces él mencionó aquella ciudad en nuestras conversaciones. Sabía que en esa ciudad se encontraba una base de submarinos alemanes y se encontraba una radioemisora potente. Otto se confundió y dijo: “En cualquier lugar, menos allí, la dueña del hotel me conoce demasiado bien”. A juzgar por todo, él visita aquellos lugares por el trabajo, como representante de la Abwehr. Los jefes de Otto no pudieron dejar de darse cuenta de la debilidad de Otto hacia mí. Durante nuestro último encuentro reconoció, que le prohibieron encontrarse conmigo”.

La historia con Otto Muller le alertó al agente secreto. ¿Por qué “Asia” les interesó? ¿Cometió algún error? ¿Estaban realizando una investigación, para reclutarla y enviar a América Latina? Vasilévskiy le aconsejó a Mariana mantener la línea de conducta anterior.

Escribió a Moscú: “Debido a la guerra, “Asia” considera el trabajo peligroso. Recuerda bien el destino de Mata Hari. Durante el período de la primera guerra imperialista en España también trabajaban muchas mujeres-agentes, y la contrainteligencia se hizo “experimentada” en este sentido. Hay que cuidar a “Asia”, si la revelan, entonces, indudablemente, fusilarán, no ayudarán vínculos algunos”.

En 1940 Gónitch estuvo en España en una gira con el teatro de la ópera de Madrid. Aprovechó el viaje para chequear las direcciones, recibidas de “Dick”. No se logró encontrar a persona alguna, que allí vivía: “Murió, fue asesinado, desapareció”.


***
“Dick” le avisó a Mariana, que por las dificultades de la época de la guerra los vínculos entre ellos podían cortarse. Así sucedió. Pasaban semanas, pero no llegaban noticias algunas de “Dick”. “Asia” se dio cuenta de que la inteligencia soviética no se olvidó de ella por el giro de dinero, que llegó desde Nueva York.

El Vermaht asestó su golpe decisivo en el occidente, Francia capituló. Parecía, que no hubo una fuerza, capaz de detener a Hitler. La vida en España se hacía más y más difícil, el sistema de tarjetas era insoportable, el control policiaco parecía omnipresente. Mariana y su marido decidieron trasladarse a Cuba – ¡más lejos de la guerra europea! Pedro se fue el primero. Pronto envió una carta: “Se encontrará aquí un trabajo para ti”. Para comprar un pasaje al barco y contar con dinero para los gastos corrientes, Mariana vendió su abrigo de piel y un collar de perlas, regalado por Miguel.


***
Cuba le sorprendió por el calor, un ajetreo alegre en las calles habaneras, sonrisas y la sociabilidad de la gente. Al principio pareció que la suerte estaba de lado de Mariana. El teatro Metropolitano de Nueva York llegó de gira a La Habana, y Gónitch fue invitada por un tiempo al elenco. Pero las giras del teatro terminaron, y el trabajo se hizo escaso. Tuvo que aceptar cualquier cosa, que hubo: intervenía por la radio, organizaba conciertos para los fondos de la Cruz Roja, daba clases del canto en el conservatorio de La Habana. Gónitch llamó el año 1941 como el más difícil en su vida: sin alegría, sin dinero, sin perspectivas de regresar al gran escenario. “Me sentía muy mal en el sentido anímico: por falta del contacto con todo, que tenía que ver con Rusia, lo cercano y lo querido”. Siguiendo las instrucciones parisinas de “Dick”, ella publicaba con regularidad anuncios en periódicos habaneros a nombre de “Berta Gustava”, pero no logró recibir respuesta alguna a sus llamamientos al “vacío”.

Al enterarse de la agresión de Alemania contra la URSS, Gónitch envió una carta con las palabras de solidaridad a la embajada soviética en Washington. Una respuesta de agradecimiento por el apoyo llegó en breve, pero sin proposiciones algunas. Mariana estaba desesperada: ¡su país está luchando, pero ella no puede ayudarle en nada!

La vida de nuevo recuperó el sentido después de conocer a Ofelia Domínguez Navarro, directora del departamento de propaganda militar del Ministerio de defensa de Cuba. Aquella mujer de cincuenta años mantenía contactos estrechos con comunistas cubanos, adquirió fama como una defensora consecuente de los derechos de la mujer. El principio de su vida fue preciso: estar de lado de aquellos, quienes se encontraron en desgracia.

Con la ayuda de Ofelia Gónitch encontró un trabajo estable en la radio, comenzó a preparar programas literarios y musicales en apoyo a los aliados. Para recibir materiales necesarios, ella se dirigía a las embajadas de EEUU y de Gran Bretaña. “Durante un medio año escribía guiones,- recordaba Gónitch,- sin recibir al principio de un kópek. Pero no me afligía, aquel trabajo era útil para mi patria. Me esforzaba en convencer a los cubanos: es necesario hacer todo lo posible para la victoria sobre los fascistas. Espero, que mi aporte personal también fue útil para doblegar el trato negativo hacia la Unión Soviética, arraigado en la isla por los norteamericanos”.

Gónitch comenzó a participar en el trabajo del Comité antifascista, dirigido de forma secreta por los comunistas cubanos. Pero encargos serios no le encomendaban: ya que llegó de la España franquista, ¿no es acaso una espía? Mariana de nuevo escribió a la embajada soviética en Washington y comenzó a recibir desde allí fotografías y carteles sobre el tema de la Gran guerra Patria. La exposición “El Ejército Rojo vence a los fascistas”, organizada por Gónitch, tuvo un gran éxito entre los cubanos.

Al principio de mayo de 1943 llegó a La Habana desde Washington el vice-cónsul Dmitriy Zaíkin. Tenía que preparar todo lo necesario para la apertura de la misión diplomática en Cuba. Bajo el pretexto de invitarlo a la exposición, Gónitch se encontró a Zaíkin y le informó de forma confianzuda sobre sus vínculos con la inteligencia soviética y sobre su deseo de continuar el trabajo. Al regresar a Washington, Zaíkin le contó sobre esa conversación al jefe del núcleo del servicio secreto legal “Maxím”, Vasíliy Miháilovich Zarubin, quien informó a Moscú. Pronto P.Pastelniak (“Luká”), quien trabajaba en Nueva York, recibió la instrucción de invitar a “Asia” al encuentro de prueba.

A finales de agosto el encuentro tuvo lugar. “Luká” escribió al Centro: “Asia” causó una buena impresión, es una practicante inteligente y capaz. En el futuro es oportuno resolver el asunto del traslado de “Asia” a EEUU, lo que coincide con los planes de ella (y su marido)”.

“Luká” le avisó a Gónitch, que hasta los finales del año en La Habana se iba a comunicar con ella “nuestro compañero”. Fueron establecidas las condiciones del contacto. Una de las variantes: el hombre le iba a llamar por teléfono de la casa de 8 a 9 de la mañana y, presentándose como Pérez, diría: “Vi a Luisa, ella le manda un saludo”. Al día siguiente “Asia” tendría que ir al cine “América” a las 16.00 junto con su perrita. El pase para el contacto: “Perdone, ¿su perrita se llama Ricky?” – “No, su nombre es Yuki”. - “¿Es fosterrier?” – “No, es píncher de París”.

El contacto fue restablecido el 2 de diciembre. Para cumplir la leyenda, el agente “Song” tuvo que soportar toda la tanda con la inquieta Yuki sobre sus rodillas. Después fueron al café de al lado. A “Asia” le encantó la posibilidad de explicarse, de compartir todo lo que le ha dolido:

“Ud. me reprochó de revelar mis simpatías por el trabajo de ayuda a la Unión Soviética. Cuando la Patria lucha, y durante un largo tiempo no tienes la comunicación, y casi has perdido la esperanza de recibirla, es difícil estar sentado con los brazos cruzados. Mi corazón se baña en sangre al pensar, que los alemanes están devastando nuestra tierra, torturan y matan a mi gente querida. Es por eso que ayudé como pude al Ejército Rojo, realicé campañas de recolecta de medios para adquirir medicamentos y productos alimenticios. Ahora en Cuba saben más de los sufrimientos del pueblo ruso y de su lucha contra los bárbaros alemanes. Perdóneme, si esto ha perjudicado a nuestro trabajo. Pero créame: es fácil de arreglarlo todo. Me alejé de todas las organizaciones comunistas. He quedado sólo en aquellas, que se ocupan de ayuda a los aliados. Debido al trabajo en el departamento de la propaganda militar, me encuentro mucho más a menudo con los norteamericanos y los ingleses, que con representantes soviéticos. Estuve muy preocupada, cuando no recibí invitación a la recepción oficial del 7 de noviembre. Todos los conocidos me preguntaban sobre el por qué. Tuve que decir, que estaba enferma, aunque pocos lo han creído. Para muchos ha sido una confirmación de que los compañeros soviéticos no confían en mí. Comenzaron a circular rumores fantásticos de que he sido enviada a “espiar” en La Habana por la orden personal del propio Franco. Tiene que entender, que con esta etiqueta intimidatoria es difícil de imaginarme en calidad de “una agente roja”.

“Asia” se convirtió para “Song” en una fuente segura de información. Dentro de sus contactos estuvo el vice-jefe de la policía capitalina, el coronel Antonio Brito, quien, a pesar de su rigurosidad externa y el formalismo de la conducta, se enamoró de la cantante rusa, dándole señales de atención y consejos, cómo “aclimatarse” en Cuba. Sus características acertadas de los personajes de la élite política cubana, el agente “Song” los usaba muchas veces en sus informes al Centro. Sobre lo que estaba sucediendo en el ambiente cercano del presidente Fulgencio Batista, “Asia” lo conocía de sus edecanes, el capitán González Cobo, y el capitán Luis Ramos. Los dos tenían fama de amantes de la música, coleccionaban discos con la música clásica, valoraban altamente la amistad con la famosa diva de la ópera, y por eso frecuentaban con mucho gusto las veladas musicales en su casa, que “Song” financiaba de la caja del servicio secreto.

En el palacio presidencial “Asia” tenía otra fuente útil – colaboradora de la administración, Guillermina Follo. Estaba al tanto de muchas facetas ocultas de la vida de Batista, pero las trataba con entendimiento, “ya que (según sus palabras) en Cuba no ha nacido otro político mejor, que él”. En aquel tiempo Batista tenía fama de líder democrático, casi liberal, y en esta calidad gozaba de popularidad en los países de América Latina. Dentro de las amigas de Gónitch era Sara Pérez Reyes, quien trabajaba en el centro del seguimiento del contenido de los programas radiales. Según la opinión de “Asia”, Sara era informadora de la representación americana del FBI en La Habana. Evidentemente, “Song” le aconsejaba a “Asia” estar extremadamente cautelosa en los contactos con Sara, no compartir con ella sus planes y ocultar sus “simpatías soviéticas”.

Siguiendo los consejos del agente, Gónitch con la colaboración del capitán Cobo, quien era no solamente edecán de Batista, sino el director de la radioemisora presidencial, comenzó a participar activamente en la preparación de los programas, que alababan el aporte del presidente cubano a la lucha contra los fascistas. Sus esfuerzos han sido notados, y según las palabras de Cobo, aprobados “desde lo más alto”: “Mariana, el presidente pidió expresarte su agradecimiento. De ahora la emisora está en tu plena disposición”. Para desarrollar el éxito, Gónitch le envió a Batista a través de Cobo como regalo varios discos con grabaciones de arias de ópera en su propia interpretación. El resultado no se hizo esperar: la comenzaron a invitar más a menudo a veladas gubernamentales, recepciones diplomáticas, a incluir en programas de concierto por motivos solemnes.

En Moscú creían, que las condiciones cubanas “provinciales” no correspondían a las posibilidades exploratorias de “Asia”. “Song” recibió la instrucción del Centro de emprender medidas para su traslado a EEUU. Pero todas las diligencias resultaron vanas. El consulado norteamericano le negó el visado a Mariana Gónitch, a pesar de la leyenda “de hierro” de su trámite: la realización de una gira de concierto. El Centro estuvo alarmado: “hay que investigar las razones!


***
Al igual que al Comité antifascista, “el período español” en la biografía de Gónitch le pareció muy sospechoso al Servicio Secreto de Investigación (SSI) de EEUU, o sea a la representación del FBI en Cuba. En 1942 los hombres de Hoover y la policía cubana lograron arrestar al agente de la Abwehr Heints Luning. Lo acusaron de “dirigir” los submarinos alemanes a los barcos de transporte de los aliados, y por eso se hizo culpable de la muerte de muchas personas. Detrás de los paréntesis ha quedado el hecho, de que Luning no logró arreglar su radio-estación secreta, y sus informes criptográficos fueron enviados durante un tiempo tan largo al buzón de la Abwehr en España, que resultaron inútiles. Después de la investigación, de las publicaciones acusatorias y el proceso judicial inmaduro, Luning fue fusilado para intimidar a otros espías nacis en América Latina y los países del Caribe.

Los agentes de la contrainteligencia norteamericana no excluían la posibilidad de que Luning fue una figura de segunda plana, al que sacrificaron para cubrir a otros agentes mucho más peligrosos. Para mayor seguridad, Hoover envió al centro secreto del SSI en La Habana a agentes adicionales. Sin embargo ellos no detectaron en la isla una red clandestina ramificada naci-fascista, ni mucho menos unas redes exploratorias del Tercer Reih. Para cargar con el trabajo a los cuadros recién llegados, los apuntaron a “los enemigos” potenciales de EEUU – los comunistas y las organizaciones, relacionadas con ellos. No ha sido excluida y misión soviética.

Gónitch cayó en sospechas del SSI no sólo como “una espía” de Franco – Hitler, sino también como una potencial agente soviética. En el encuentro con “Song” Mariana informó, que notó detrás de sí una vigilancia exterior – “muy grosera, casi demostrativa”. Decidieron pedir ayuda al enamorado policiaco de Mariana, al coronel Brito, quien nombró a un agente para acompañarla. Pronto Brito le contó a Mariana, que la vigilancia realmente ha sido realizada, pero por “los agentes de otro departamento”, incluso “por error”, ellos “tenían que vigilar a “otra extranjera”. Brito aseguró: “Ellos no van a molestarte más”.

Pero el interés de los norteamericanos por Gónitch (junto con la policía cubana, subordinada a ellos) no cesó. A mediados de marzo de 1944 la misión soviética la visitó un tal Alfredo, quien se presentó como un funcionario del buró de investigaciones de Cuba. Le interesó, si Gónitch era una ciudadana soviética y si ella mantenía algunos vínculos con la misión. Las respuestas han sido dadas negativas: no es ciudadana, y la misión la visitó sólo una vez, cuando ofreció sus servicios musicales, los cuales fueron rechazados. Al despedirse, Alfredo dijo, que en el buró a Gónitch la consideran sospechosa, que ella tiene “el pasado franquista”. Aproximadamente al mismo tiempo la misión soviética la visitó Sara Pérez, la misma “amiga”, a quien Gónitch sospechaba en relaciones con la inteligencia norteamericana. La visitante declaró, que era amiga de la Unión Soviética, admiraba el heroísmo del Ejército Rojo, criticaba la demora con el segundo frente en Europa, llamando a los aliados occidentales de Rusia “demasiado lentos”. La visitante incluso se burló: “Si ellos no se despiertan, Stalin se encuentra con Hitler en Berlin sin su ayuda”. Aparentemente por casualidad, Sara le preguntó a la funcionaria, quien la recibió, si ella conoce a Mariana Gónitch.

En el Centro entendieron, que los americanos no la dejarán a “Asia” en paz. En agosto de 1944 el trabajo con “Asia” fue conservado por un tiempo indeterminado. Al explicarle la situación, “Song” dijo: “Hoy los americanos son nuestros aliados, pero después de la derrota de Alemania, todo cambiará. Estados Unidos va a luchar por el dominio mundial. Para aquellos, quienes están de lado de Rusia, vendrán tiempos difíciles. Estás demasiado visible, y en La Habana es difícil de esconderse. No queremos someterte al peligro innecesario”.


***
Al principio de 1945 “Song” fue dirigido a otro país, y el centro del servicio secreto del NKVD en La Habana dejó prácticamente de existir. En abril de 1952 Batista rompió las relaciones diplomáticas con la Unión Soviética.

Mariana Gónitch superó los años de las represiones sangrientas, que fueron desatados por Batista en contra de todos los disidentes. Por lo visto, ella recordó más de una vez las palabras de despedida del agente “Song”. El punto en su carrera de inteligencia fue puesto a tiempo.

En enero de 1959 Gónitch tomó parte en el concierto de gala en el Salón de Embajadores del hotel Habana Libre. Dentro de aquellos, quienes le aplaudieron, estuvo Fidel Castro. Así comenzó la nueva etapa en su vida en el país, que Mariana llamaba su segunda patria. Ella logró todo lo que quería, en lo que soñaba algún día en el pasado en Rusia: una exitosa carrera, el amor popular, todos los premios y condecoraciones, con los que la Cuba socialista premia a las destacadas personas del arte y la cultura. Tuvo muchísimos alumnos, quienes le deben a ella su formación creadora. Por su iniciativa todos los años en Cuba se realiza para los vocalistas de talento el prestigioso concurso Mariana de Gónitch.

Se fue de la vida el 14 de enero de 1993 y fue enterrada en el cementerio de Colón. Para La Habana es lo mismo, que para Moscú – el cementerio de Novodévichie.

__________________________

1 Primo de Rivera, Miguel – nació en 1904, murió en 1968. En los años de la guerra civil en España cayó preso a los republicanos. Lo cambiaron por un hombre "rojo", detenido por los franquistas.

2 Primo de Rivera, José Antonio (1903 – 1936). Fue arrestado por los republicanos en julio de 1936 y dentro de unos meses ejecutado.
Compartir
URL Copiado!