2 de Marzo del 2013 |
Los servicios de inteligencia de Chile operan en los países de América Latina y el Caribe. Con posterioridad a Pinochet, los servicios secretos chilenos se preocuparon de los “países populistas” con el objeto de colaborar con la CIA y los militares norteamericanos. Vigilan las misiones rusas, chinas e iraníes tanto en el país como en el extranjero.
Los altos mandos militares de Estados Unidos elogian a las fuerzas armadas chilenas por su alto grado de preparación para el combate; todo el tiempo dicen que los militares chilenos son lejos mejores que sus vecinos. La idea es que los “militares chilenos se igualen a “los más altos niveles de la OTAN”. En consecuencia, el ejército, la marina y la aviación de Chile compran sistemas armamentísticos en Estados Unidos y Europa Occidental. Rusia participa constantemente en la FIDAE, Feria Internacional Aérea y Espacial que expone tecnologías de doble aplicación tanto militar como civil en Santiago de Chile, pero nunca ha tenido éxito.
El Pentágono hace cualquier cosa con tal de torpedear un acuerdo. En el año 2010 Rosoboronoexport concluyó un acuerdo con Chile (decisión política) para la venta de cinco helicópteros Mi-17V5. Luego vino el terremoto, lo cual sirvió de excusa para que el gobierno de Chile se retractara. La embajada de Estados Unidos movió los hilos desde arriba.
Estados Unidos aprovecha el hecho que desde hace mucho tiempo los militares chilenos consideran a Bolivia, Argentina y Perú sus enemigos regionales. La política del Pentágono está dirigida a introducir una baza en las relaciones de Chile con sus vecinos. Esta política le brinda buenos resultados. He aquí un par de ejemplos: marinos chilenos trotando por calles aledañas de Viña del Mar, constituyen una escena típica que nunca llamó mayormente la atención de locales y extranjeros. Pero la tropa cambió de ruta una vez y marcó el ritmo con los pies a lo largo de la costanera por donde había muchos turistas al tiempo que entonaban unos cánticos. Un estudiante argentino tuvo tiempo suficiente para grabar la escena en un video y publicarlo en YouTube. El video cayó como una bomba haciendo mucho ruido. La tropa cantaba “Mataré argentinos, fusilaré bolivianos y degollaré peruanos.”
Tanto Argentina como Bolivia y Perú emitieron protestas oficiales. El viceministro boliviano responsable del gobierno en la coordinación con los movimientos sociales, César Navarro, fue el primero en reaccionar. Solicitó a los latinoamericanos condenar a Chile por educar a sus militares en el odio hacia sus vecinos. Perú y Argentina respondieron del mismo modo.
El ministro de la defensa de Chile tuvo que reconocer que los marinos en realidad marchando entonaban cánticos de contenido “hostil, ofensivo e insultante” en contra de los países vecinos. El jefe de la armada, Edmundo González y el viceministro de la defensa, Alfonso Vargas, dijeron que los responsables serían castigados. Señalaron que Chile “ha sido víctima de situaciones similares en otros países y eso no nos gustó."
Agregaron que esos cánticos no concuerdan con las relaciones pacíficas de Chile como buen vecino. El gobierno chileno prometió una investigación rápida sobre el video donde aparecen cadetes navales que ofenden a tres países vecinos. “Sin duda alguna que se trata de imágenes vergonzosas.” La portavoz del gobierno chileno, Cecilia Pérez, dijo “Este tipo de acciones no representan las buenas relaciones que nuestro país mantiene con los países vecinos mencionados y la paz que Chile siempre ha querido alcanzar y mantener en esta región.” Pero fueron nada más que palabras de buena crianza. El actual gobierno de Chile pareciera estar interesado en mantener permanentemente relaciones tensas con sus vecinos. Probablemente cree que esta política contribuye con el propósito de “consolidar el país” en el frente político interno. Hace poco, justamente, Sebastián Piñera puso lo mejor de si para provocar un grave conflicto interestatal a partir de un incidente en que tres conscriptos bolivianos armados con un solo fusil de asalto cruzaron la línea fronteriza con Chile. Ellos perseguían y detuvieron a contrabandistas de automóviles robados. El Desierto de Atacama no es en realidad el mejor lugar para percibir las líneas fronterizas con claridad. Uno de los contrabandistas dio la señal; los soldados fueron detenidos y llevados al puerto de Iquique para ser sometidos a juicio ante un tribunal civil.
El día 8 de febrero recién pasado, el diario “La Razón” de Bolivia sostuvo que la hostilidad hacia los vecinos era una suerte de doctrina para las fuerzas armadas de Chile. En realidad esto no ha cambiado desde los tiempos de la dictadura de Pinochet. Los gobiernos democráticos entrantes y salientes, todos, no hicieron nada drástico para reformar las fuerzas armadas. Las fuerzas armadas de Chile constituyen un estado dentro de otro estado. Han devenido en una agrupación unida y elitista que esgrime un poder reaccionario. El gobierno chileno jamás ha logrado establecer un control total sobre ellas.
Actualmente el ministerio de la defensa está encabezado por Rodrigo Hinzpeter. Con anterioridad a su actual cargo su reputación estuvo seriamente cuestionada. Se le acusó de encubrir las actividades subversivas de la CIA y de la DEA, agencia federal, esta última bajo el Departamento de Justicia de Estados Unidos y que operan contra el gobierno de Ecuador. El nuevo cargo de Hinzpeter le facilita aun más la tarea para hacerlo. Si consigue lo que quiere, podría detonar una breve y exitosa guerra contra Bolivia. Por lo general, todo esto comienza con provocaciones en pequeña escala. Los militares chilenos hace tiempo que andan con bravuconadas.
Nota. Sus comentarios y opiniones sobre este artículo serán bienvenidos en editorial@strategic-culture.org
http://aporrea.org/internacionales/a160199.html