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Venezuela. Articular la calle

Eleazar Díaz Rangel//Aporrea.org
16 de Febrero de 2014
Sinceramente, me sorprendí el miércoles cuando vi por Globovisión la multitudinaria concentración estudiantil en Plaza Venezuela, tan concurrida como la de la plaza OLeary (nunca la hubieran permitido en la IV pidiendo cupos en las universidades). Se desarrollaba pacíficamente, con consignas antigubernamentales; después mostraron la marcha hacia Parque Carabobo, su destino era la Fiscalía, donde iban a entregar un documento; llegaron con esas intenciones y entregaron la lista de quienes los representarían en las conversaciones. Pero alguien se presentó en ese momento y les hizo desistir. Ahora pretendían que saliera a la calle la fiscal Ortega Díaz, quien en tales condiciones no podía hacerlo.

Después, mientras la multitud se disolvía, un grupo, no sé si eran estudiantes, infiltrados o grupos entrenados, comenzaron a lanzar piedras al edificio del Ministerio Público causando considerables daños. A partir de entonces la acción se hizo mucho más agresiva con saldo conocido, incluidos dos muertos en las vecindades.

Dirigentes universitarios se desligaron de esa violencia, así como algunos líderes opositores, que incluso llamaron a los estudiantes a no hacerle el juego a esos provocadores de la violencia. Se hizo evidente lo que se ha observado sobre las divergencias en la oposición en torno a esa línea de conducta.

En algunas ciudades del interior se han producido disturbios, diversos hechos de violencia, cierre de autopistas, ataques a propiedades estatales, incluida Corpoelec, e incendios, particularmente en San Cristóbal, e intentaron repetir las guarimbas.

Es posible que la sincronización de estos hechos violentos, seguramente es lo que un dirigente llamó articular la calle. Las investigaciones que adelanta el Ministerio Público nos permitirá conocer la verdad, no solo de los tres muertos y de los ataques a la propiedad pública, sino de la autoría intelectual. Si, como se sospecha, y parece evidente, esa articulación de episodios en varias ciudades, la agresividad de algunos autores materiales, los objetivos que buscaron, los métodos utilizados, los recursos empleados, no pueden ser producto de la espontaneidad de nadie ni de las estructuras del movimiento estudiantil, que, repito, se han deslindado oportunamente. Hubo fuerzas interesadas, seguramente promovidas desde el exterior, detrás de todo lo ocurrido.

(Y a propósito, bien sesgada la posición de la ONU de pedir una investigación ya iniciada, cuando nunca lo hizo en otras ciudades de América Latina, incluso de Caracas por el golpe de abril, cuando los muertos pasaron de una docena. ¿Por qué ahora? No sorprende que la ONU se guíe por los informes de los servicios noticiosos, orientados a deformarlos y a responsabilizar al Gobierno. El Consejo de Seguridad acusó a la ETA de la explosión en la estación Atocha en Madrid, guiado por el informe de Aznar, poco después se demostró su falsedad y la ONU quedó mal parada).
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