Uribe ofrece paz a las guerrillas de las FARC y el ELN

11 de Septiembre de 2005
El presidente colombiano, Álvaro Uribe, ha dado un sorpresivo giro tanto en su discurso como en su actitud hacia las guerrillas. En apenas tres días ha reconocido que en Colombia hay conflicto y desplegado sendas propuestas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al Ejécito de Liberación Nacional (ELN).
Sentarse a negociar un proceso de paz no está por ahora en la agenda ni de Uribe ni de las FARC. Sin embargo, la posibilidad de un acuerdo humanitario para el intercambio de secuestrados por guerrilleros presos es la piedra en el zapato de ambas partes.

Después de varias propuestas gubernamentales, parecía que la semana no empezaba bien para Uribe, cuando el pasado lunes un comunicado de las FARC volvía a desestimar sus esfuerzos e incluso se mofaba de la manera de hablar del mandatario: "El gobierno respondió con propuestas de encerronas en forma de `veredita`, `capillita`, `casita`". Por todos es conocida la debilidad del presidente por los diminutivos.

Uribe sorprendió con un cambio de actitud sin precedentes en su mandato; haciendo oídos sordos no sólo al comunicado, sino al hecho de que el pasado martes 600 mil colombianos se quedaron sin luz por una ofensiva de las FARC y el jueves se supo de la muerte de dos niñas y un campesino a causa de combates entre esta guerrilla y los paramilitares, que además dejaron 29 civiles heridos, el mandatario salió con una nueva propuesta.

El gobierno, anunció el jueves por la noche Carlos Restrepo, encargado de las negociaciones con los grupos armados, está dispuesto a reunirse de inmediato con las FARC en un pueblito cercano a Cali. El proceso duraría 10 días: cinco para que los garantes (nacionales y/o internacionales) comprueben las condiciones de seguridad y la entrada y salida de los negociadores, y otros cinco para la negociación en sí.

Además, Uribe se comprometió a suspender las órdenes de captura contra los miembros designados por las FARC para la negociación y a no adelantar operaciones militares en la zona. Hasta el momento, las FARC no han acogido ninguna de las propuestas gubernamentales, aunque parece que esta vez las condiciones de seguridad brindarían mayores garantías.

Quizá el cambio más sorpresivo del mandatario se dio el martes, cuando públicamente declaró que estaría dispuesto a reconocer que en Colombia hay conflicto armado: "Depondría mis convicciones personales y, en aras de la paz, aceptaría que hay que negociar la solución definitiva de un conflicto", dijo, en un claro mensaje para el ELN.

Dado que los acercamientos a través del facilitador mexicano Andrés Valencia fracasaron, Uribe decidió ser práctico y buscar mediadores más directos. Para ello, concedió un salvoconducto de tres meses a Francisco Galán, vocero del ELN que lleva 12 años recluido en una cárcel de máxima seguridad en Medellín. El que fuera el principal interlocutor de Andrés Valencia en los meses que duró su gestión, será ahora el encargado de acercar al grupo que representa a una negociación con el gobierno.

Para algunos, el cambio de Uribe no es más que una estrategia de cara a una posible reelección. Lo cierto es que, ahora, la pelota está en lado de las guerrillas.

(«El Universal», México)
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