La paradoja peruana

6 de Abril de 2006
Andrés Oppenheimer, periodista

Un fenómeno curioso está teniendo lugar en Perú: la economía está creciendo a todo vapor, la inflación es mínima, la pobreza está disminuyendo, y sin embargo las encuestas muestran que el candidato más crítico del sistema está en primer lugar para ganar las elecciones del 9 de abril.

El candidato nacionalista antilibre mercado Ollanta Humala, un ex teniente coronel cercano al presidente Hugo Chávez, acaparó todos los titulares cuando alcanzó el primer lugar en las encuestas. Según Apoyo, Humala tiene un 32% de intención de voto, seguido por la candidata pro libre mercado Lourdes Flores, con 28%.

Inmediatamente después de conocerse el resultado de la encuesta, la Bolsa de Valores de Perú se desplomó. Ya desde antes, había indicios de que los votantes estaban descontentos, porque la popularidad del presidente Toledo es, desde hace varios años, una de las más bajas en América Latina.

La subida de Humala en las encuestas intriga a los economistas. ¿A qué se debe que el candidato más radicalmente opuesto a la apertura económica está ganando en uno de los países de América Latina donde la economía de libre mercado ha sido más exitosa en reducir la pobreza?

Y si uno mira los datos macroeconómicos de Perú desde que Toledo asumió la presidencia en el 2001, no es para menos:
La economía creció en un 6,7% el año pasado, según datos oficiales. Fue el quinto año consecutivo de crecimiento para Perú, que se convirtió en una de las economías de mayor crecimiento sostenido en América Latina. La inversión privada casi se ha triplicado en los últimos tres años, y las exportaciones se han disparado de US$9.000 millones en el 2003 a US$16.000 millones el año pasado. La inflación está en un 1%, uno de los niveles más bajos en la región.
La pobreza ha caído de un 54% de la población en el 2001 a un 48% en el 2005. La pobreza extrema ha bajado del 24% de la población en el 2001 a 18% el año pasado.

La semana pasada, le pregunté al presidente Toledo en entrevista televisiva por qué sus políticas económicas no tienen mayor apoyo en la población. Toledo, que nació en la pobreza extrema y estudió economía en las universidades de Harvard y Stanford, respondió que hay una demora de tiempo entre el crecimiento económico y su impacto entre la gente. Eso lleva a que muchas personas se impacienten, señaló. "No es suficiente crecer al 6,7%, uno de los crecimientos más altos de América Latina'', dijo Toledo. "Necesitamos que los beneficios del crecimiento se traduzcan en más empleo, menos pobreza, más salud. Hay una impaciencia, y es nuestro deber como jefe de Estado volver a prender la mecha de la fe en la democracia''. Sin mencionar a Humala por su nombre, Toledo advirtió que cambiar el rumbo económico de Perú tendría consecuencias desastrosas.

''Si alguien viene y desestabiliza, patea el tablero, rompe y cree que se puede refundar el Perú, eso ahuyenta la inversión y frena el crecimiento'', dijo Toledo. ''Para enfrentar la pobreza necesitamos crecer, y para crecer necesitamos inversiones, y para tener inversiones necesitamos estabilidad política, económica y jurídica''.
Mi opinión: hay dos razones principales por las que muchos peruanos están descontentos con el statu quo.

Primero, Toledo ha sido un buen administrador, pero un torpe comunicador. Prometió demasiado antes de asumir la presidencia, y después tuvo reacciones erráticas ante muchos temas de gran visibilidad (como cuando se negó a reconocer a una hija ilegítima, y luego lo hizo bajo presión). Eso erosionó su popularidad. Segundo, puede que las impresionantes cifras económicas del Perú no cuenten toda la historia, porque más de la mitad de su población trabajadora vive en lo que el economista Hernando de Soto llama la economía informal. Se trata de trabajadores que venden cosas en las calles o manejan taxis no registrados, y que --aunque contemplados-- muchas veces no aparecen en toda su magnitud en las estadísticas oficiales.
Toledo tiene razón en decir que el Perú está en el camino correcto, y que cambiar el rumbo no haría más que aumentar la pobreza. Como lo han demostrado China, India, España, Chile y muchos otros países de diferentes tendencias políticas que están reduciendo la pobreza, la apertura económica funciona cuando los países mantienen el rumbo, y no dan grandes bandazos. Pero a lo mejor Perú y otros países deberían hacer más para insertar a sus trabajadores 'informales' al sector formal. De otra manera, puede que las estadísticas económicas no reflejen toda la realidad, y se explique más el descontento de muchos.


http://www.elcomercioperu.com.pe/edicionimpresa/html/2006%2D04%2D03/impopinion0482952.html
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