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Pobreza en Argentina

15 de Agosto de 2006
En todos los momentos históricos de la sociedad occidental, los sectores intelectuales han desdeñado al sentido común popular. El sentido común, para estos “pensantes”, eran un conjunto de creencias infundadas o poco claras, producidas por la costumbre y la ignorancia. Pero existen ciertos tópicos en los que el “sentido común” tan vilipendiado nunca falló. Estos tópicos son el hambre, la humillación y la explotación. Hombres y mujeres marginales, frecuentemente acusados de ignorantes, supieron siempre qué era la pobreza. No era necesaria tanta producción intelectual para percibir el hambre. Bastaba con que la siembra no prosperara o que el trabajo al menudeo no brindara los alimentos necesarios.

En la actualidad, resulta asombroso o sospechoso, que hombres de inteligencia probada no posean ni el más mínimo “sentido común”, aquel que tanto desdeñan. Si tuvieran “sentido común”, los economistas y especialistas de las finanzas mundiales observarían que detrás de los números y estadísticas que manejan cotidianamente existen seres humanos que, por lo general, viven en la pobreza.

Este episodio de hombres inteligentes sin “sentido común” puede observarse claramente en uno de los últimos estudios difundidos por el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Allí, se indica que más allá de la creciente desigualdad social, la Argentina es el país de América del Sur con mayor bienestar. El estudio se basa en que la Argentina tiene el mayor consumo per cápita del sub-continente, según los análisis comparativos realizados a partir del nivel de los salarios, precios y Producto Bruto Interno.

Cualquier persona con un mínimo de “sentido común” que abra un diario cualquier día de la semana se alertaría de tales disparates, provocados sólo por la miopía del número y la estadística, que en ocasiones puede resultar prodigiosa pero que en otros momentos puede resultar absurda. Si Argentina fuese un país de bienestar a destacar, se ocultaría entonces que un 40 por ciento de la población vive en la pobreza y casi un 20 por ciento en la más extrema miseria. Los últimos datos indican que una familia para no ser pobre necesita cerca de $850 pesos argentinos mensuales, lo que equivaldría a un aproximado de 280 dólares por mes. La mitad de la población trabajadora argentina tiene trabajos informales y en promedio gana por mes un monto muy inferior al límite de la pobreza.

Otro de los datos a tener en cuenta, que chocan con el estudio del Banco Mundial y la CEPAL, es, por ejemplo, la huelga de hambre que están llevando a cabo miembros de pueblos originarios que reclaman tierras. Muchos de ellos sufren de Mal de Chagas, problemas cardíacos, tuberculosis y desnutrición. La salud también debería tomarse en cuenta para medir el bienestar de una población. Claro que organismos como la CEPAL y el Banco Mundial no consideran que las necesidades del ser humano son sociales, y mucho menos que todos tienen derecho satisfacerlas.

(“La Voz de Rusia “)
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