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Espionaje petrolero estadounidense en Venezuela

Nil Nikandrov - http://es.fondsk.ru
24 de Octubre de 2009
Espionaje petrolero estadounidense en Venezuela
Desde la época del dictador Juan Gómez las compañías norteamericanas dominaban plenamente los yacimientos petrolíferos de Venezuela. El dictador no entendía muy bien, con qué riqueza la naturaleza había dotado su enorme "hacienda", y vendió casi gratis "los excrementos del diablo" (como los indígenas llamaban el petróleo) a los yanquis emprendedores. A lo largo del siglo XX Washington consideraba "el oro negro" de este país sudamericano como su reserva estratégica. Competidores no se admitían en absoluto.

En los años de la Segunda guerra mundial una parte considerable de los vehículos militares de los norteamericanos se recargaban con la gasolina y el querosene venezolanos. La aparición de submarinos nazis en las aguas territoriales de Venezuela y de la isla Curacao, donde funciona una importante planta petrolera, sirvió de pretexto para el fortalecimiento del sistema de las bases militares en la cuenca del Caribe y en el litoral oriental de Sudamérica. A la caza de espías nazis y saboteadores se dedicaba la FBI, que había recibido las instrucciones respectivas del presidente Roosevelt, y la inteligencia militar de EEUU. A los nazis los agentes norteamericanos no los descubrieron en Venezuela, pero recibieron el acceso libre a todas las regiones petrolíferas del país. ¿Acaso puede haber secretos entre los aliados?

Después de la guerra los agentes del servicio secreto norteamericanos no se quedaron sin trabajo. ¡Comenzaron a luchar contra "la amenaza soviética"! Desde Caracas comenzaron a llegar a Washington mensajes alarmantes: ¡comunistas venezolanos, instigados por Moscú, están preparando actos de sabotaje en las plantas petrolíferas!

En el apogeo de esta campaña, en agosto de 1946, el embajador soviético Fomá Trebin, realizó un viaje a Zulia, el principal estado petrolífero de Venezuela. Hubo muchas actividades protocolares, encuentros con periodistas, almuerzos y cenas solemnes. En honor al huésped Felipe Hernández, el gobernador del estado, organizó una recepción en el salón del "Club de yates". El venezolano pronunció un discurso, en el que resaltó con admiración el papel decisivo de la URSS en la guerra pasada, sus éxitos en la construcción pacífica y el prestigio reconocido del generalísimo Stalin.

Se puede decir con seguridad, que durante este viaje los diplomáticos soviéticos vieron los complejos de las compañías norteamericanas "Creole" y "Mene Grande" sólo de paso y desde lejos. Ni aún sospechaban, qué escalas había adquirido la paranoia petrolífera de espionaje de los norteamericanos. Los informes de los agentes de la FBI fueron usados por el Departamento de asuntos petrolíferos del Departamento de Estado de EEUU en la preparación de la hoja informativa secreta, en la que el viaje de F.Trebin se vinculó con la preparación de acciones subversivas para desorganizar el sistema de los suministros de petróleo a Estados Unidos.

Para confirmar esta tesis los agentes norteamericanos usaban con mucho gusto cualquier rumor e invento. Un verdadero pánico provocaron en Washington "los datos", recibidos del informador X. Comunicó, que después de la clausura del trabajo de la Conferencia Interamericana en Bogotá "por la indicación" de Moscú sería realizada una serie de sabotajes en los objetos petrolíferos del país, y propuso efectuar una operación de penetración a la embajada de la URSS con el objetivo de secuestrar "el plan super-secreto del despliegue del sabotaje soviético en Venezuela". Según las palabras del "informador", la situación se hizo crítica, ya que en los sótanos de "la misión roja" se escondían cajones con armas y explosivos, que estaban a punto de ser entregados a los saboteadores.

En 1952 el núcleo del servicio secreto de la CIA, a través de su agente probado Pedro Estrada, logró romper las relaciones diplomáticas de Venezuela con la Unión Soviética. Estrada, que era el jefe de la policía secreta, fue condecorado con una orden norteamericana. En Washington respiraron con alivio: ¡los empedernidos saboteadores y agentes soviéticos se largaron del país, ahora nuestro petróleo venezolano no corre peligro!

Nuevos problemas surgieron en los años 70, cuando Venezuela decidió nacionalizar los hidrocarburos. Fue entonces, cuando los agentes de la CIA tuvieron que esforzarse de verdad. En la compañía estatal petrolífera de Venezuela (PDVSA) se renovaban constantemente los agentes, sus méritos se estimulaban generosamente. En la lista de los condecorados - ¡más de un centenar de apellidos!

En 1983 se estalló un escándalo: en Caracas fueron arrestados cuatro altos funcionarios de la PDVSA, otros seis lograron fugarse a Estados Unidos. Este "grupo de espionaje", como lo bautizó la prensa, tenía el acceso a la información secreta, la que vendía a alguien para su lucro personal. Los órganos de investigación de Venezuela establecieron, que los líderes del grupo tenían contactos con la embajada de EEUU. Pero aquellos hechos fueron callados. La razón se explicaba por el hecho, de que en febrero de 1984 comenzó el cumplimiento de sus funciones presidenciales J. Lusinchi, quien no quería ningún conflicto y complicaciones con los yanquis. La investigación fue limitada por marcos rigurosos: los participantes del "grupo" eran sólo estafadores, quienes se aprovecharon de su posición laboral en aras del enriquecimiento ilícito. No hay ningún motivo para acusarlos en la entrega de los secretos petrolíferos nacionales a "los extranjeros".

Los vientos neoliberales de los años 80 abarcaron también a Venezuela. En las cúpulas dirigentes políticas y en el medio de la dirección de la PDVSA comenzaron a prepararse para la privatización de la compañía. Lo estaban haciendo paulatinamente, por etapas. "Los agentes de influencia", según las recomendaciones de la CIA, con sus publicaciones, las discusiones y "mesas redondas" formaban entre los venezolanos una imagen tergiversada sobre la PDVSA: dizque la compañía no era rentable y se estaba haciendo una carga para el estado.

En 1996 en la PDVSA invitaron para la modernización técnica e informativa la corporación norteamericana SAIC (Science Applications International Corporation), a la que abrieron el acceso a toda la información confidencial de la compañía. A través de la comunicación de satélite los expertos norteamericanos recibían libremente la información sobre los negocios, que se estaban preparando, los ingresos corrientes, la política de los precios, las reservas actuales, etc. El publicista venezolano José Sant Roz, el autor del libro "La CIA en Venezuela" (2004), nombró a varios de los administradores de la SAIC: ex ministros de defensa de EEUU William Perry y Melvin Laird, ex directores de la CIA John Deutch y Robert Gates, el general Jasper Welch (ex coordinador del Consejo Nacional de la Seguridad), el almirante Ray Inman, ex director de la Agencia Nacional de la Seguridad.

Es difícil sospechar esta compañía específica de "los tecnócratas de la capa y la espada" en simpatías hacia el gobierno bolivariano, que llegó al poder en 1999. Pero rechazar "el contrato" con la SAIC se hizo posible sólo después de la fracasada huelga de los funcionarios en el período de los años 2002-2003, cuando la nueva dirección de la compañía reveló hechos de sabotaje en las plantas petrolíferas de la PDVSA con la ayuda de señales electrónicas, enviadas a través de la red satelital desde el territorio estadounidense.

Después de la huelga prácticamente todos los miembros de la dirección, y junto con ellos más de 10 mil empleados de las estructuras dirigentes de la PDVSA, habían sido despedidos por dejar los puestos de trabajo de una forma criminal y no motivada. A la PDVSA llegaron nuevos administradores. Ellos lograron neutralizar las consecuencias del sabotaje y normalizar los ciclos productivos. La PDVSA fue limpiada completamente de la "quinta columna", que preparó el terreno para la privatización según el guión de la CIA y de las compañías petrolíferas de EEUU. Este ejército de los "petroleros opositores", quienes se quedaron sin trabajo, pasó casi por completo a la organización no gubernamental "Gente de Petróleo", patronada por el núcleo de la CIA en Caracas. El objetivo es evidente: usar a "la gente de petróleo" para la desestabilización del régimen y la formación de nuevos "núcleos de resistencia" en la PDVSA. Los procesos judiciales, que comenzaron sobre algunos empleados de la compañía, provocaron pánico en las filas de "la gente de petróleo". Muchos prefirieron viajar al extranjero, establecerse en EEUU, Canadá, Arabia Saudí, los Emiratos.

Mejor de todos se acomodaron aquellos, quienes se hicieron los principales analíticos de las compañías norteamericanas en los asuntos del petróleo venezolano. Así, por ejemplo, Luis Justi, "el número uno", había sido acogido por la compañía "Shell" y se hizo a la vez el consejero petrolífero clave en el Centro de las investigaciones estratégicas e internacionales. Cada vez, cuando la CIA pone en marcha "una información" sobre los "fracasos" imaginarios de la PDVSA, sacan al escenario a Luis Justi y otros parecidos.

"La radiografía" de la política petrolífera del presidente Chávez sigue siendo la principal tarea de los servicios secretos de EEUU, que actúan en Venezuela. Para recibir la información se usan también las redes de los servicios secretos norteamericanos en otros países, sobre todo en Colombia. Desde el territorio de este país los norteamericanos están llevando a cado la recogida de la información sobre los estados de yacimientos petroleros de Venezuela, planificando su ocupación en caso de un conflicto armado con Colombia. El objetivo principal de la futura intervención de EEUU desde las bases colombianas se hará la llamada "Faja del Orinoco", en cuyos subsuelos yacen no menos de 250 000 millones de barriles de petróleo pesado.

En "las investigaciones situacionales" del Pentágono y la CIA se evaluaban en numerosas ocasiones distintas variantes del surgimiento (de la provocación) de una guerra entre Colombia y Venezuela. Según algunos datos, varios grupos del servicio especial estadounidense realizaban operaciones super-secretas de investigación bajo el pretexto de buscar en Venezuela campamentos móviles de los guerrilleros de las FARC. En una serie de casos los integrantes de las unidades especiales topaban con patrullas venezolanas de guardafronteras y usaban armas. Algunos episodios, relacionados con la muerte de militares venezolanos en los estados fronterizos con Colombia, Zulia, Táchira, Apure y Amazonas, se explican por semejantes "excursiones" de las tropas especiales estadounidenses.

Con el permiso de la CIA se realiza la operación de crear en los estados petrolíferos de Venezuela centros de apoyo "Halcones negros". Estos destacamentos paramilitares colombianos (herederos de los AUC, grupos militarizados de autodefensa de la ultraderecha) desestabilizan a Venezuela a través de la delincuencia común, la extorsión y secuestros de personas para recibir el rescate. De acuerdo a su ejemplo se forman los núcleos de "Camisas negras" de la juventud venezolana, perteneciente a las capas altas de la clase media. Como informó el semanario "Las Verdades de Miguel", ellos reciben el adiestramiento especial de los agentes de la CIA en Colombia. Según la opinión de los politólogos, precisamente los "paramilitares" serán usados para provocar enfrentamientos armados en la frontera venezolano-colombiana, para crear el pretexto para el contragolpe del ejército colombiano y la posterior intromisión de las FFAA de EEUU, incluso – para "asegurar la defensa de los yacimientos de petróleo" en Venezuela.

El presidente Hugo Chávez y sus ministros declaraban en reiteradas ocasiones, que tienen fuentes fidedignas en la embajada norteamericana y hasta en la CIA. En esto radica la relativa garantía de seguridad para toda la infraestructura de la PDVSA. La policía secreta (DISIP) y la contrainteligencia militar de Venezuela detenían más de una vez en los últimos meses a combatientes de "Halcones negros" y "Camisas negras", descubrían sus escondrijos con reservas de armas y explosivos del tipo C-4, medios de comunicación, así como con listas de objetivos para realizar actos de sabotaje y las víctimas planificadas, dentro de las cuales están los nombres de los dirigentes actuales de la PDVSA.

En Caracas saben bien, que hay que mantener la vigilancia. Porque en EEUU siempre consideraban, que tienen "el derecho geopolítico e histórico" de administrar el petróleo venezolano. La administración de Obama no es una exclusión.
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