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El presidente de Chile Piñera o la vacuna contra «el populismo»

Nil Nikándrov - http://es.fondsk.ru
21 de Enero de 2010
El presidente de Chile Piñera o la vacuna contra «el populismo»
En los 20 años del Bloque centroizquierdista "Concertación" los electores chilenos entendieron por fin, que entre las palabras y los hechos de su cúpula gobernante hay una distancia enorme. Los líderes del bloque, Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, no han podido ofrecer ninguna iniciativa realmente "izquierdista" durante este largo período. Siguiendo las recomendaciones de los tecnólogos políticos, estaban compitiendo con la derecha en su propio campo: servían con entusiasmo al capitalismo neoliberal, impuesto al país por Pinochet en los años 80.

El desengaño de los chilenos ha llegado a su punto crítico, y en la segunda ronda de las elecciones presidenciales, el 17 de enero, ellos apoyaron al sexagenario multimillonario Sebastián Piñera, representante de la "Alianza por Chile" de la derecha, que unió el partido Renovación Nacional y la Unión Demócrata Independiente. En 2006 Piñera ya postulaba al máximo cargo del estado, pero en la segunda ronda le perdió a Bachelet.

Esta vez Piñera obtuvo el 52 por ciento de los votos, Eduardo Frei recibió un 4 por ciento menos. Desprovisto completamente del carisma, Frei "en años" hizo todo lo posible, para regresar al palacio presidencial La Moneda. Pero infructuosamente. Muchos electores, sobre todo en las regiones marginales, que antes votaban automáticamente por los candidatos del bloque "Concertación", esta vez decidieron castigar a "los centroizquierdistas". La razón es clara: el programa gubernamental, promulgado por ellos para el período hasta el año 2014, copia prácticamente al cien por ciento el programa de "La Alianza por Chile".

El pragmatismo máximo, una evidente orientación al "propietario", la conservación del statu quo en todas las direcciones de la vida política, la realización de los programas sociales sólo en aquellos límites "amortiguadores", para que las protestas no crezcan en la crisis de los acontecimientos, son precisamente aquellos postulados de la estabilidad y la controlabilidad, que unen a los políticos del Bloque "Concertación" y "Alianza". Y además la consigna: "¡Ninguna concesión al populismo!" He allí lo que se deduce de todas las declaraciones y los actos de los operadores partidistas, que están al servicio de la élite gubernamental chilena: no quieren tener nada con los líderes latinoamericanos de la nueva honda, ante todo, con Hugo Chávez. En el curso de la campaña presidencial los candidatos se separaban constantemente del venezolano. Y parece, que Frei con su equipo cometieron un error serio, al rechazar las reformas bolivarianas (neo-socialistas) de Chávez, quien tiene bastantes partidarios en Chile (aunque este hecho se calla en los medios de comunicación masiva).

El nuevo presidente comenzará el cumplimiento de sus funciones el 11 de marzo de 2010. ¿Puede ser, que resulten verdaderamente justificadas las esperanzas del electorado a que el exitoso financista y empresario, Sebastián Piñera, vaya a dirigir mejor el país en las condiciones de la crisis económica global? La tesis de que en Chile no hay un gerente más efectivo que él, está introducido firmemente en "la conciencia popular". Sebastián Piñera estudió en la universidad de Harvard, obtuvo el doctorado en la rama de la economía. La revista "Forbes" lo cita infaliblemente dentro de la lista de los hombres más ricos del mundo (hace tiempo su fortuna rebasó mil millones de dólares). Toda la propiedad significativa de Chile está relacionada con el nombre de Piñera: es el principal accionista de la compañía aérea "LAN Chile", del canal televisivo "Chilevisión", del club de fútbol "Colo Colo". Sabe hacer dinero al borde de "lo legítimamente admisible" y salir seco del agua. Con mayor frecuencia recuerdan la bancarrota del "Banco de Talca", en que Piñera había sido el gerente general. Habían sido las operaciones de este género, en que construyó su imperio, adaptándose hábilmente a los oligarcas económicos y financieros del entorno de Pinochet.

Con el tirón presidencial de Piñera todo se puso en sus sitios. Por fin los politólogos, que habían leído artículos del género de "realismo mágico comercial", dejarán de nombrar a Chile dentro de los países con "los gobiernos de izquierda". El clan de Piñera (tres hermanos e innumerables parientes) es una fuerza influyente del país, relacionada no sólo con los partidos pro-pinochetistas de derecha, sino con el Partido perdedor demócrata-cristiano "de centroizquierda", al que pertenece E.Frei. Antes Piñera invitaba para la colaboración en numerables ocasiones (detrás del telón) a los democristianos, persiguiendo el objetivo de debilitar el Bloque "Concertación". Ahora "el proceso irá" de una forma activa, es mejor estar "dentro del poder", que más allá de sus límites.

El principal perdedor en las elecciones anteriores fue el Partido Socialista de Chile. Los últimos años su dirección se subordinaba a las reglas del juego dentro del marco de "la caballerosidad política". La derrota en la carrera presidencial ya ha conllevado a las discrepancias dentro del aparato y la masa partidistas. Los militantes del partido saludan con silbidos y gritos de indignación al secretario del Partido Socialista, Camilo Escalona, y a los funcionarios cercanos a él. En gran medida por su culpa la lucha por la igualdad y la justicia social en el país comenzó a ser vista en los escalones superiores del poder como un atentado contra el régimen existente y los intereses de "los propietarios".

El movimiento de la izquierda en Chile, arrinconado en la trampa de la inactividad por los discursos de los reformistas neoliberales, se atascó en pequeñas discusiones. Las fuerzas del "frente de la izquierda", por sí sólo escasas, se atomizaban, se sobornaban, se contagiaban por el pragmatismo neoliberal. Alguien de los tránsfugas de la izquierda llegó a decir, que la lucha por el socialismo en Chile y América Latina "no tiene futuro, que el tema del socialismo no le preocupa a la gente". Y todo aquello ocurre en la época, cuando el capitalismo en los países del hemisferio Occidental, incluyendo Estados Unidos, sufre una profundísima crisis.

El redactor en jefe del semanario chileno "Punto Final", Manuel Cabieses Donoso, escribió al respecto: "Chile se está yendo más y más a la derecha, aunque América Latina viró al camino de la construcción socialista, que se está realizando por los gobiernos de una serie de países. Nuestro país no tiene un sueño, que pudiera unir, dar fuerzas para el movimiento hacia el horizonte de la justicia social. Hoy al pueblo chileno lo tratan como un rebaño de ovejas, que se resignó a su destino. La oligarquía está dirigiendo de una manera benevolente sus sentimientos y las esperanzas a través de los medios de comunicación masiva. No hay voluntad política ni fuerzas para criticar, superar los obstáculos para conseguir una democracia de verdad". Según la opinión de Cabieses, "El socialismo del siglo XXI" es la proposición principal de nuestra época. La integración económica, la cooperación energética, la Alternativa Bolivariana (ALBA), el Banco del Sur, etc. son las partes compuestas principales de este proyecto integracionista socialista, que está adquiriendo fuerzas".

Y sin embargo el interés del electorado chileno a "la izquierda de verdad", los comunistas, comienza a despertarse. Los últimos decenios a los comunistas los excluían de una forma persistente de la vida política del país. Pero en las últimas elecciones parlamentarias, por la primera vez después del golpe militar del 11 de septiembre de 1973, ¡los comunistas recibieron más del 6 por ciento de los votos, 3 escaños en el parlamento!

En el trasfondo de los primeros indicios del renacimiento de la izquierda, Piñera tiene por objetivo demostrar, que la concepción neoliberal no es una dogma moribunda, sino un llamamiento a la acción ("los chicos de Chicago trazaron no más que una estrategia"). Y se puede predecir con una gran precisión, lo que Piñera no va a hacer. No iniciará la convocatoria de la asamblea Constituyente ("la constitución de Pinochet cuenta con una reserva de solidez"). Piñera no tiene por objetivo corregir el sistema de los fondos privados de pensiones, que dejó sin pensiones a una parte considerable de los chilenos, y si se pone a la tarea de "modernizar" la sanidad y la educación estatales desintegradas, será según los modelos neoliberales (antihumanos). No se prevén cambios en la situación del pueblo indígena de mapuche, que vive en las condiciones de un apartheid real.

La elección de Piñera la están celebrando los militares chilenos, aunque no lo demuestran de una manera pública: apareció una ponderable esperanza a una amnistía total de todos aquellos, quienes tenían que ver con los crímenes de la dictadura pinochetista. Durante los cuatro años de la presidencia de M.Bachelet, la investigación de los crímenes del régimen militar alcanzó su apogeo. En Santiago, la capital de Chile, había sido inaugurado el Museo de la Memoria de las víctimas de la dictadura militar. Al expresar el pesar a las víctimas, Piñera sin embargo declaraba más de una vez, que no ve un gran pecado en que alguien haya colaborado con Pinochet: cada época tiene sus problemas, que exigen "soluciones específicas". En la víspera de la inauguración de Piñera, sus partidarios predicen, que pasará de las palabras a los hechos y pondrá fin a las persecuciones judiciales de los militares. Tampoco va a atentar contra los privilegios inflados de los efectivos de las fuerzas armadas, reducir los gastos para la adquisición de los armamentos, etc.

En Chile a Piñera lo consideran como "un hombre con doble fondo", y su imagen "pública" no corresponde en gran medida a la "detrás del telón". Al convertirse en presidente, podrá usar con éxito su "complejo de Jano de dos caras" en la arena internacional. En calidad de presidente, Piñera le conviene completamente a Estados Unidos. De los documentos, que han dejado de ser secretos, se deduce, que el padre difunto de Piñera (quien había sido embajador de Chile en EEUU) y su hermano mayor José, un ministro en el gobierno de Pinochet, quien estaba a cargo de la reforma de las pensiones, eran unos políticos bastante flexibles, y en particular, contactaban con ganas con la inteligencia de EEUU, al considerarlo "útil" para el país. Sebastián Piñera continuará la tradición familiar de la colaboración mutuamente ventajosa con Washington y, claro está, hará todo lo posible, para reforzar "el frente de la derecha" en los países de América Latina.

La inclusión de Piñera al grupo de los presidentes, amigos de Obama, le permitirá a Washington usar con mayor eficacia este equipo de "demócratas ejemplares" para neutralizar "los regímenes populistas" en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua. Ahora el equipo está formado por Felipe Calderón en México, Porfirio Lobo en Honduras, Ricardo Martinelli en Panamá, Álvaro Uribe en Colombia, Alan García en el Perú. Hay que reconocer, que Estados Unidos logró mucho en su estrategia sobre "el entorno" de Chávez, el principal "perturbador de la tranquilidad" en América Latina.

La administración de EEUU continúa desenrollando los guiones de la desestabilización en los países "populistas". Están activadas las tecnologías complejas de "revoluciones de colores" con el apoyo de "las organizaciones no gubernamentales". Se están realizando programas propagandísticos subversivos con destinación especial. Se ha alcanzado una alta coordinación de los servicios especiales estadounidenses en la región. Se están creando premisas para provocaciones armadas. Se puede pronosticar con toda seguridad el posterior reforzamiento del empuje de EEUU sobre "los populistas" según el esquema, que había sido usado en Honduras.

Aún antes la dirección chilena no ocupaba, hablando en términos blandos, una posición demasiado leal respecto a Venezuela y sus aliados. Así que Piñera obtuvo un buen chance para distinguirse en el campo de la lucha contra "el populismo".
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