Hallan los micrófonos en oficina del jefe de gobierno de Buenos Aires

23 de Noviembre de 2000
Aníbal Ibarra —el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires— denunció la presencia en su despacho de dos pequeños micrófonos y cables disimulados debajo de una alfombra para conectar cámaras de video.

Estos elementos de espionaje fueron localizados hace más de una semana, pero recién el diario "Clarín" publicó la confirmación oficial de que el funcionario habria sido espiado durante los tres meses que lleva al frente del Ejecutivo de la capital de este país. Este es el primer caso de espionaje político descubierto desde que gobierna la Alianza del Presidente Fernando de la Rua (diciembre de 1999). Ibarra consideró que "siempre hay una mano de obra dispuesta a hacerlo y siempre hay "una mano de obra dispuesta a mandarlo. No puedo saber más". "No se me ocurre quienes me querían espiar, pero lamentablemente hay muchos que pudieron haber sido", indico.

Ibarra —un ex fiscal federal que tuvo destacada intervención en varias causas por el secuestro y cambio de identidad de hijos de desaparecidos durante la dictadura militar que gobernó Argentina (1976-1983)— tenia fundadas sospechas de que era espiado en su actividad oficial.

Fue asi que contrató una empresa especializada para que revisara su despacho de la jefatura de Gobierno, en un centenario edificio del centro de Buenos Aires.

Según el diario, los técnicos encontraron dos pequeños micrófonos, del tamaño de un botón —ocultos detrás las manijas de los cajones del escritorio que utiliza Ibarra— y una instalación eléctrica para cámaras de video debajo de una alfombra y de los zócalos de la oficina.

Ibarra, quien ganó la gobernación de Buenos Aires en las elecciones del pasado 7 de mayo, había denunciado el año anterior que tenía intervenido su teléfono móvil.

En los ultimos años, dirigentes políticos y de entidades de derechos humanos acusaron a los servicios de inteligencia del Estado (SIDE) y de las FF.AA. de escuchar sus conversaciones telefónicas y de "sembrar" sus oficinas con pequeños micrófonos y otros artefactos de espionaje.

Sin embargo, las denuncias judiciales por esos casos no prosperaron, pues las leyes argentinas no contemplan sanciones para las escuchas telefónicas ilegales.

Al respecto, "Clarin" recuerda que hace dos años un juez secuestró en una empresa lo más moderno en materia de espionaje telefónico, como pequeños aparatos capaces de rastrear, captar y grabar conversaciones de teléfonos móviles a una distancia de hasta 100 kilómetros.

Pero el magistrado nada pudo hacer ante la posible tarea de espionaje y sólo avanzó en una posible estafa por uso indebido y desvío de lineas telefonicas. (AFP y EFE)
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