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"La Internacional" encontró en la noche de Caracas el aire a volver a ser escuchada en todos los rincones del planeta

28 de Enero de 2006
Cuando las estrofas de La Internacional suenan en el Poliedro de Caracas, unas 8 mil personas se ponen de pie solemnes. No son muchos los que conocen sus estrofas. ¿Hace cuántos años hace que no se escucha el himno de los trabajadores? ¿Cuántos jóvenes de los allí presentes habían escuchado antes este cántico? La Internacional se convirtió esta jornada en símbolo de que algo nuevo está verdaderamente surgiendo desde abajo y a la izquierda, de que la memoria sigue viva.

Poco tiempo antes, en el auditorio repleto de delegados del Foro Social Mundial (FSM) se deja sentir la marea roja. Unas 8 mil personas, muchas con camisetas, gorras y banderas rojas, se levantan de sus asientos, corean consignas, chiflan. El grupo musical Lloviznando Campos suspende su presentación. Hugo Chávez, vistiendo también camisa roja, es recibido por la multitud con una apasionada ovación.

Lo reciben en el presidium, entre otros, el presidente de la Asamblea Popular de Cuba, Ricardo Alarcón; el ministro de Cultura de la isla, Abel Prieto; el economista egipcio Samir Amin; la dirigente campesina Juana Ferrara; el analista filipino Walden Bello; la dirigente indígena de Ecuador Blanca Chancoso; la activista contra la guerra Cindy Shennan; el especialista en temas de comunicación Ignacio Ramonet, y la hija del Che Aleida Guevara.

El acto comienza con una mística al estilo de Vía Campesina, en la que grupos de hombres y mujeres del campo armados con machetes escenifican primero un enfrentamiento con latifundistas, mientras otros muestran mantas que dicen "No al imperialismo" y "No al ALCA". Luego le sigue la interpretación de La Internacional.

El dominico Marcelo Barros, primer orador en el encuentro, narra a la multitud que un soldado venezolano le acababa de pedir la bendición. El se niega a dársela. "Nuestra revolución -le dijo- no necesita de bendición. Es ella la que nos bendice a todos nosotros."

Tomó la palabra a continuación el presidente Chávez. Visiblemente emocionado anunció: "Los incas se levantan. Los aymaras se levantan. Y los aztecas. Ha vuelto Tupac Katari hecho millones".

Los procesos libertarios en América Latina, señaló, se desfasaron en tiempos y espacios distintos que no pudieron engranarse. Ahora, según él, en el continente se ha reiniciado lo que quedó pendiente en el siglo XIX: la independencia. Un proceso que tuvo continuidad en las luchas de Pancho Villa y Emiliano Zapata, en las revueltas de Sandino y Farabundo Martí y en los movimientos armados de los sesenta, en el desafío de Fidel Castro y Ernesto Guevara.

Chávez propuso "sacar fuerza de los siglos", "talento estratégico" para que en esta centuria se puedan unir en una sola las luchas de los pueblos del mundo para cambiar de rumbo la historia. Llamó a formar un frente antimperialista para dar la batalla en el mundo entero, respetando la autonomía de los movimientos. "Sólo uniéndonos podremos lograrlo", dijo. Le vamos a dar la más grande derrota a la derecha en 500 años, agregó.

Llamó a George W. Bush Míster Danger. Ellos quieren el petróleo venezolano, señaló, y como no lo tienen, ese el motivo de su desesperación. "Pero Venezuela más nunca será colonia de los norteamericanos. No van a poder con nosotros."

Recordando a Harry Belafonte anunció que viene otro mundo, y muestra de ello son los movimientos que se levantan en territorio estadunidense. "¡Viva el pueblo de los Estados Unidos!", exclamó. Sostuvo que hay razones para ser optimistas, pues el Imperio fracasó en Irak.

El ALCA, afirmó, está enterrado en Mar de Plata. Hemos avanzado. Antes Venezuela estaba sola en su rechazo. Ahora otra América está en marcha. Se avanza -aseguró- en un nuevo nivel de integración regional, una verdadera, energética, con un gasoducto, para llevar gas venezolano a todo el continente.

Al hacer el balance del FSM, dijo que éste ha crecido en importancia, que "los que luchamos por un mundo distinto, estamos a la ofensiva, ellos son los que están en retirada". Alertó sobre el peligro de que el foro se convierta en un evento folclórico, y para evitarlo pidió hacer un plan de acción universal y unitario.

Llamó a crear una sociedad de iguales, sin excluidos, y a impulsar la democracia participativa. Rechazó que en América Latina haya dos izquierdas: la de los locos, de la que forman parte Fidel, Chávez y Evo, y la de los responsables y estadistas como Lagos y Lula. No dudó en defender enfáticamente al presidente brasileño.

Según el mandatario, estamos en el siglo de las definiciones: en el cual se resolverá si la humanidad sobrevive o no. "No hay más allá del siglo XXI si no cambiamos. La disyuntiva es: socialismo o muerte, pero muerte de la especie humana. El capitalismo está acabando con la vida en el planeta. Es ahora o nunca. Mañana pudiera ser demasiado tarde. Por eso clamo al foro para empujar en la formación de un movimiento mundial articulado antimperialista y socialista."

Al terminar el encuentro de Hugo Chávez con los movimientos sociales las notas de La Internacional parecieron seguir sonando con más fuerza que nunca, sin que nadie las interpretara. Liberadas del baúl de los recuerdos en el que se les había condenado a permanecer una vez decretado el fin de la historia, encontraron en la noche de Caracas el aire y la libertad para volver a ser escuchadas en todos los rincones del planeta

(Por: www.aporrea.org / La Jornada)
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