México: Nuevo presidente comienza su Gobierno encarcelando al líder de la revuelta en Oaxaca

6 de Diciembre de 2006
La detención del líder del movimiento rebelde en Oaxaca, Flavio Sosa, es un ejemplo de la actitud del nuevo presidente de México, Felipe Calderón, según coincidieron varios analistas, que divergieron sobre la idoneidad y legitimidad de la medida.

Según Sosa, a quien se detuvo el lunes en la capital mexicana junto a otros tres dirigentes, hay ya 362 miembros y simpatizantes de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO) detenidos, de los cuales 142 fueron enviados a prisiones de máxima seguridad.

Este bloque de organizaciones sociales se creó en junio pasado, cuando el gobernador oaxaqueño, Ulises Ruiz, intentó neutralizar una huelga de maestros iniciada un mes antes.

Desde entonces, la APPO lideró las protestas callejeras contra Ruiz, saldadas con al menos once muertos, la mayoría en confusos choques con armas de fuego entre seguidores y detractores del gobernador.

Según Juan Luis Hernández, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Iberoamericana (UIA), que la detención de Sosa "apunta con claridad un gobierno que quiere lanzar el mensaje de mano dura", particularmente contra los movimientos sociales.

La convulsión social en Oaxaca empezó a ceder a finales de noviembre, cuando el último choque violento en la capital estatal entre la policía y los manifestantes, que quemaron edificios y vehículos, dio pie a que los uniformados detuvieran de forma masiva a cerca de 150 personas.

"Me parece que el que tendría que estar en la cárcel es Ulises Ruiz, por la cantidad de imputaciones que se hacen directa o indirectamente a partir de los muertos que ha habido en el proceso", denunció Hernández.

(Agencias)
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