Uyuni, Bolivia

Tiwy.com, Rem Sapozhnikov
Febrero 2008
El viajero ruso que llegue hasta Uyuni debe experimentar una sensación de orgullo: para llegar hasta este rincón perdido ¡hay que agenciárselas! Confieso honestamente: no cambiaría Uyuni por Paris, Berlín y mucho menos New York. En todas esas ciudades predomina el gentío, la agitación, esa fiebre de consumo bajo el nombre de shopping y, con frecuencia, una relación hostil latente hacia los rusos y hacia Rusia. Nada de esto existe en Uyuni. En uno de mis paseos llegué a los suburbios de la pequeña ciudad donde leí “Bienvenido a Uyuni” y no pude dejar de pensar que esas palabras se decían de todo corazón. De mis escasos dólares, en principio, depende en mucho la prosperidad de este salino paraje.




Un paseo por la calle central me mostró que no era yo el único turista en la zona. Franceses, alemanes, norteamericanos, holandeses y vaya a saber quien más, dedican su tiempo a familiarizarse con el exotismo local, prefiriendo el lado de la sombra de la calle: aquí el sol es a tal punto implacable y cegador que tienes la sensación de ¡estar en una planta de productos ahumados! No suena mal eso de ¡turista ahumado a la boliviana!



En materia de autos, en Uyuni predominan los todo terrenos. Por supuesto que también se encuentran autos corrientes, pero hay muchos más jeeps y todos están en función de servir a los turistas. Prácticamente todas las rutas pasan por caminos de tierra o salares por los que no pudieras pasar en un “Alfa Romeo”. A propósito, en Uyuni me volví a encontrar con aquel coterráneo que vi en el correo de Oruro. Fiel al “estilo patrio para establecer comunicación”, al pasar por nuestro lado, rezongó: “¡No hay manera de que se quieran quedar en casa!”. Hubiera querido decirle: “¡Te hubieras quedado tú!”, pero desistí, ya que si estuviera siendo buscado por la justicia quizás pudiera sospechar que yo estaba a la caza de su cuero cabelludo.



El principal atractivo de Uyuni lo constituye el reloj de la ciudad, una suerte de “Big Ben en versión salar”. Figura en todas las viejas guías de viaje y por ello es agradable convencerse de que la imagen inicial de la ciudad no ha cambiado y respira antigüedad.

El monumento a los héroes de la guerra de El Chaco entre Bolivia y Paraguay de 1932 a 1935, posee un estilo particular, pero desde el punto de vista de contenido, resulta muy contradictorio. Por lo que se puede apreciar, unos jóvenes fueron cercados y no saben qué hacer. Todos apuntan en diferentes sentidos; es evidente que están asustados y que ninguno está en condiciones de pensar en hazañas. Se agotaron las municiones, no tienen con qué atacar bajo el abrasador sol. Para más, el enemigo paraguayo tiene como asesores a oficiales rusos blancos, comandados por el General Beliáyev. Por lo visto no hay más salida que rendirse y entregarse como prisioneros.




Los conjuntos escultóricos de un obrero llave en mano, de una mujer con un jarro de té de coca y una galleta y de la madre lactante quizás no deslumbren por lo refinado de sus formas, pero confirman que la atracción hacia lo maravilloso existe en los más modestos lugares. De nuevo aquí ¡respeto y honor al hombre sencillo! Todas las esculturas han sido restauradas con pintura nueva y las tarjas están pulidas. Resulta que el realismo socialista ha sido sepultado prematuramente, ya que en Uyuni prospera favorablemente, atrayendo a la ciudad anualmente cientos, sino miles, de turistas de todo el mundo capitalista condenado a la degradación, a la infertilidad en la creación y a una crisis progresiva de la moral. El hecho de que los turistas extranjeros se queden mirando largamente a este proletario boliviano, ¿no se deberá a que ven en él una carga de optimismo, de energía inagotable orientada hacia un objetivo bien definido? Por asociación, recordé la obra de la escultora Mújina: “El Obrero y la Koljosiana”. La desmontaron con el pretexto de restaurarla. Hace ya mucho que todos los plazos dados caducaron, pero, desarmada en partes, la escultura sigue abandonada en cuartos de desahogo. ¡Ahora en Rusia ya es tiempo de otros héroes!




De esta locomotora a vapor en la calle principal me resulta difícil poder decir algo. ¿No será que en 1917 llegó a Uyuni en ella algún dirigente local?


Resulta engañoso el sólido nombre de la firma “Andes Salt Expeditions”. De la suciedad en los asientos del jeep en el que Braulio vino a recogerme al hotel culpo a su “cochino perro”. Pero no se le ocurre limpiar el carro: los turistas son muchos y el tiempo es poco. Este dirigente de la firma “Andes Salt Expeditions”, boliviano, asimiló la fórmula pragmática de “el tiempo es dinero” y se conduce en consecuencia, haciendo recordar mucho al típico pity-yankee. En Uyuni hay frecuentes interrupciones en el abasto de agua, pero comprenderán que de ahí a limpiar con mis jeans la suciedad perruna… Si se llega por Uyuni, fije su mirada en otras firmas turísticas.


En Uyuni hay una iglesia en la que pudiera tomar un descanso en un ambiente fresco, pero el templo siempre está cerrado. ¿Será que los curas tienen problemas con los cuadros?


Aquí verán varias edificaciones más de Uyuni de las consideradas “de marca”: la escuela, la farmacia y el museo regional con 4 letreros como para no se le ignore.


Escuela Mixta Juana de Padilla.

Farmacia America.

El primer museo de Uyuni tiene solo cuatro letreros.

RI-4 LOA
Estos colores
no se queman
no se borran
y no se reemplazan.

Aquí cualquier perro callejero a lo largo de su vida con seguridad ha ingerido un pud de sal (N. del T. Medida utilizada en Rusia y que equivale a unos 16 kilogramos), pero el destino no les sonríe si de huesos se trata.

Paseo en Uyuni.


Es muy simpático el mercado, provincianamente conmovedor, con un buen surtido de productos, la mayor parte de los cuales son de factura chilena.


El "aeropuerto" de Uyuni.

“Apóstol de las puertas del cielo”, el aeropuerto de Uyuni indiscutiblemente requiere inversiones. ¿Será posible que los oligarcas de Rusia lleguen también hasta aquí?



El cementerio de Uyuni:



El cementerio de Uyuni es líder mundial en conservación de restos mortales momificados. Es el resultado de vivir en un medio ambiente de alta salinidad.


Hoteles de Uyuni. Hotel Toñito.

Los hoteles de Uyuni brindan suficiente confort, a menos que desconecten la electricidad a causa de lluvias torrenciales o por averías técnicas. Mis impresiones de “Toñito” son las mejores. Hotel de nueva construcción con un servicio agradable y tranquilo y, algo que es bien importante, tiene comedor-restaurante donde se puede pasar un rato en compañía de amigos.





Hostal El Cactus

Hotel Avenida

Hotel Julia


Lamento haber estado limitado de tiempo por lo que no pude extender mi estancia en el salar.
Compartir
URL Copiado!

Continuación :
Estación ferroviaria




* * *
Noticias · Paises · Enlaces
1999-2024
Рейтинг@Mail.ru
Рейтинг@Mail.ru
El uso de estas fotos en Internet solo se permite con un hipervínculo de texto al sitio www.Tiwy.com
No es necesario informar de ello al webmaster de este sitio.
El uso de estas fotos en ediciones impresas o TV sin el permiso escrito del autor está prohibido.