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Obama inicia Guerra Fría contra América Latina

Por: Heinz Dieterich//Aporrea.org
27 de Enero de 2010
Obama inicia Guerra Fría contra América Latina
El fracaso interno de Obama ante el poder de la plutocracia estadounidense le ha motivado a retornar a la clásica política imperial de Estados Unidos. Para los gobiernos progresistas de América Latina, este viraje significa la aplicación de las violentas políticas agresivas de la Guerra Fría, basadas en el mayor presupuesto militar y de espionaje de la historia de Estados Unidos.

Caída Chávez planeada para 2010

El planteamiento pentagonista de la Nueva Guerra Fría para América Latina parte del hecho de que hay tres grupos de Estados en el sur del hemisferio occidental. 1. Los desarrollistas-nacionalistas de centroizquierda, como Bolivia y Ecuador, encabezados por Hugo Chávez, junto con Cuba; 2. los monroeistas-neoliberales, como Colombia, Perú y Chile; 3. Brasil, como fiel de la balanza del poder en América Latina. Ante esta correlación de fuerzas, la Casa Blanca persigue dos objetivos estratégicos inmediatos: a) destruir este año, pero a más tardar en el 2012, al gobierno de Hugo Chávez y, b) forzar a Brasil a separarse del grupo bolivariano y aceptar el rol privilegiado de gendarme general, bajo la hegemonía de Washington.

La oferta-chantaje a Brasil es la siguiente. Hemos recuperado el control monroeista-neoliberal con Micheletti en Honduras, Martinelli en Panamá, y el Pinochetista Piñero en Chile. El gobierno de Cristina Kirchner caerá probablemente este año y, si queremos, también el de Lugo en el Paraguay.

En cuanto a los gobiernos bolivarianos, estamos logrando la destrucción del gobierno de Chávez (falta de electricidad y agua, inseguridad, corrupción, inflación, mercado negro; constante cambio de ministros aumenta ingobernabilidad; élite política chavista aturdida; nuestra logística militar para la guerra terminada, etc.), y cuando caiga Chávez, Ecuador, Bolivia y Nicaragua se someterán a la Doctrina Monroe. Cuba quedará en una situación muy débil. Es decir, el fenómeno del bolivarianismo es una cosa del pasado. La fuerza en ascenso somos nosotros. Ustedes, Brasil, pueden subirse al tren de los perdedores o se alejan del grupo de centroizquierda y aceptan un trato privilegiado como gendarme regional del patio trasero. Escojan.

La batalla decisiva por América Latina se da en Venezuela. Lamentablemente, el Presidente Chávez juega exactamente el papel que la estrategia de Washington le asigna: en lugar de ampliar las alianzas internas mediante un viraje incluyente de su política, la radicaliza, aislando y debilitándose cada vez más. Reaccionar ante la crisis de gobernabilidad, cada vez más palpable en Venezuela, con la proclama: "Exijo lealtad absoluta a mi liderazgo. No soy un individuo, soy un pueblo”, ha causado escalofríos en la clase media venezolana y los brindis de champán en el Departamento de Estado, la CIA y la Casa Blanca.

Es trágico ver como el Presidente, pese a sus grandes talentos individuales, carece totalmente de la dialéctica política y la capacidad gerencial que destacan el rumbo del gobierno chino. La ausencia de esas virtudes lo condenan a perder la Nueva Guerra Fría del imperialismo.
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