Vargas Llosa: miseria moral del Premio Nobel

Por: Luís Arce//Aporrea.org
20 de Octubre de 2010
José Carlos Mariategui decía, en 1926, que la literatura colonial no era peruana, era española. Parafraseando a este pensador, es seguro que la literatura de Mario Vargas Llosa no es peruana, es extranjera, pertenece a las grandes metrópolis imperialistas. La trayectoria de este escritor es vasta y diversa, pero ella no tiene, como decía Mariategui, una “fe apasionada y creadora, es puro diletantismo”. Su vocación es política y ella acumula una extensa trayectoria que tiene poco que ver con el talento y la creación literaria. Este escritor es reaccionario y practica un anticomunismo primario. Su defensa del liberalismo es ciega, fanática, y lo hace desde posiciones de extrema derecha. Sus pretensiones personales no tienen límites ni fronteras. En 1960 apoyó la revolución de Fidel Castro con la ambición de convertirse en un personaje de renombre de este proceso, y cuando vio truncada su aspiración, se convirtió en un feroz anticubano. En 1983 se hizo pasar como defensor de los derechos humanos en Ayacucho, y acabó del lado de los militares criminales. Hacer como hace Vargas Llosa, usar los elementos que resultan de un aconteciendo histórico social, para favorecer la represión y el crimen, es convertir la literatura en una paráfrasis oscurantista.

Dividir arbitrariamente la condición de escritor y la actitud cívica de un hombre, es pretender negar la relación entre la moral y la ética en la practica del ser humano, cualquiera sea su actividad en la sociedad. La más avanzada expresión de talento individual no puede estar exenta de los hechos primordiales que rodean su tiempo, y extenderse al interior de las aspiraciones de justicia de la humanidad. La literatura, la poesía y otras formas del arte reflejan una realidad concreta, y ella exterioriza de una u otra forma, los conflictos sociales fundamentales que el escritor, ya como autor, u observador, vive cotidianamente. La literatura, cualquiera sea su genero, tiene una dimensión clasista, y ella puede ser lúcida o perversa, pero fuera del contexto de la lucha por la libertad, y la democracia, resulta antiestética, inmoral y grotesca. El arte por el arte, sin contenido social, es una invención de la propaganda burguesa y de los mecanismos de dominación que los grupos de poder imponen a la sociedad. El más inocente texto, incluyendo la novela cursi (ficción o realidad), tiene un contenido ideológico. Esta condicionada por la lucha de clases y expresa su posición frente a la sociedad actual. La burguesía, de la misma manera que los antiguos colonizadores, no solo domina la economía, la política, y el aparato militar, sino también la ideología y la cultura. Para este fin fomentan premios elitistas, compran escritores, y prostituyen la creación intelectual.

canano141@yahoo.com.ar
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