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Templo sumergido en Bolivia, clave en el estudio de los Incas

26 de Septiembre de 2000
En las mañanas del gélido invierno andino, cuando la marea está baja, una misteriosa columna de piedra emerge lentamente de las profundas aguas azules del Lago Titicaca, en Bolivia.

Los indígenas de la zona, algunos de ellos descendientes directos de los Incas que gobernaban la mayoría de los países sudamericanos hace cinco siglos, creen que el solitario pilar es simplemente una formación rocosa normal, además de una curiosidad.

Pero un nuevo estudio realizado por un equipo de científicos submarinistas extranjeros sugiere un origen completamente diferente: La pequeña roca, que apenas aflora unos 20 centímetros de la superficie del mayor lago navegable del mundo, podría esconder secretos de la fundación del Imperio Inca.

Lo que durante cientos de años se creyó no era más que un incordio para los barcos que pasaban cerca de la Isla del Sol podría ser los restos de un templo de

hace mil años, antes incluso que los Incas, en las tierras más altas del lago, dijeron los científicos.

Los historiadores creen que los Incas descendieron de las alturas de Los Andes alrededor del año 1.200 a.C. y se trasladaron al valle de Cuzco, en lo que hoy es Perú. Desde 1430, comenzaron un período de expansión, construyendo un imperio que cubrió todo lo que hoy es el territorio de Perú y Bolivia, Ecuador y la mitad norte de Chile.

El Imperio Inca en su apogeo duró un siglo, ya que desapareció después de 1532, cuando su último emperador, Atahualpa, fue asesinado por los conquistadores españoles que le habían retenido como rehén y rompieron su promesa de liberarle a cambio de una habitación llena de oro. El origen de los Incas nunca ha ocupado más de un párrafo en los libros de historia de las escuelas bolivianas, debido a la falta de pruebas arqueológicas concretas, aparte de pequeñas ruinas que los investigadores atribuyen a culturas preincaicas.

Pero los exploradores de la organización privada internacional Akakor Geographical Exploring cree que han encontrado pruebas suficientes para apoyar la hipótesis de que un templo precolombino, quizás preinca, se oculta bajo las aguas del Lago Titicaca.

El director de la expedición, el italiano Lorenzo Epis, dijo en un informe que la expedición "Atahualpa 2000" había recopilado pruebas de restos de un templo de 200 metros de largo y 50 de ancho, una gran terraza, una carretera y un muro de 800 metros de longitud.

El próximo mes de noviembre se presentará un informe que dará más detalles del trabajo de la expedición. (Reuters)
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