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México: Hallan escultura prehispánica

22 de Agosto de 2005
Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México localizaron y rescataron una escultura precolombina, con forma de biznaga y que pudo ser una piedra sacrificial, a los pies del edificio de la librería Porrúa del centro histórico, en la esquina noroeste del sitio del Templo Mayor.

La figura redonda de la cactácea, labrada en una sola roca, tiene aproximadamente 77 centímetros de diámetro y 56 de altura. Se estima que pesa entre 400 y 600 kilogramos.

El arqueólogo Leonardo López Luján, líder del proyecto de rescate, informó ayer que la búsqueda del monolito inició en 2002, cuando tuvo conocimiento de ella en algunas referencias escritas que él identificó en diferentes bibliotecas europeas, en Londres y París, entre otras.

En crónicas de viajeros que visitaron la ciudad de México de los siglos XVII y XVIII se hacía referencia a esta piedra, que podía ser vista por los transeúntes en la esquina de lo que actualmente son las calles de Justo Sierra y Argentina en el centro histórico.

"En una primera aproximación calculamos que debe ser de finales de 1498 a 1520", explicó en el lugar del hallazgo José María García, arqueólogo del Departamento de Investigación del Templo Mayor y uno de los responsables de rescatar y trasladar la pieza.

El acabado del monolito, en el que se pueden distinguir con claridad los gajos y las grandes espinas que caracterizan a esa planta, permiten ver que fue elaborado en una de las etapas de esplendor del imperio mexica.

"Corresponde al momento en que tenían a los mejores labradores de piedra, tiene detalles magníficos, es una pieza única", añade García.

La piedra, se explicó en conferencia de prensa, podría haber sido llevada a su ubicación actual desde en sur del valle de México, de la zona del Pedregal.

Siguiendo las indicaciones que daban las referencias escritas, los especialistas del INAH ubicaron la roca a fines de 2004, pero fue hasta este mes que se pudo hacer el rescate.
Al encontrar la pieza, los arqueólogos observaron que estaba muy cerca de cables de teléfono y electricidad, por lo que suponen que ya había sido vista por otras personas y que incluso le hicieron una especie de muro de protección.

En el rescate participaron ocho arqueólogos.

(«El Universal», México)
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