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Popularidad de 'Lula' cae a su peor nivel desde que asumió mandato

15 de Septiembre de 2005
Los casos de corrupción que han empañado la imagen del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, han hecho descender su popularidad al nivel más bajo desde que el líder socialista asumió el poder, en enero de 2003, señaló hoy un sondeo.

El índice de aprobación de la gestión de Lula pasó del 59,9 por ciento en julio al 50 en septiembre, mientras que el de desaprobación pasó del 30,2 al 39,4 por ciento en el mismo período, según una encuesta del Instituto Sensus difundida hoy, que fue encomendada por la patronal Confederación Nacional del Transporte (CNT).

Según los analistas de la firma encuestadora, la caída de la popularidad del presidente reflejó la insatisfacción provocada por el escándalo de corrupción que sacude a Brasil y que ha salpicado a importantes aliados de Lula y a integrantes de su gabinete.

Junto con la popularidad del líder socialista, el escándalo, según el sondeo, también disminuyó sus posibilidades de ser reelegido en las presidenciales de octubre de 2006, en caso de que aspire a un nuevo mandato.

Lula, que hasta hace cuatro meses, según todas las encuestas, vencería en unas futuras presidenciales con amplia ventaja y sin necesidad de disputar una segunda vuelta, tendría que ir necesariamente a una segunda ronda, sin importar quién sea su adversario, si las elecciones fuesen en este momento.

Las denuncias de corrupción que afectaron la imagen del mandatario señalan directamente al Partido de los Trabajadores (PT), que Lula fundó en 1980 y que lo condujo al poder.

Las acusaciones ya le costaron el cargo a los principales dirigentes de la formación, acusada de sobornar a parlamentarios de otros partidos, financiar campañas electorales con recursos no declarados y enviar dinero a paraísos fiscales, entre otras cosas.

Las denuncias, que comenzaron a surgir en junio último, generaron la mayor crisis política enfrentada por el gobernante desde su investidura e incluso desde el juicio político que obligó al entonces presidente Fernando Collor de Mello a renunciar al mandato en diciembre de 1992.

(«El Mostrador»/ EFE)
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