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La muerte pierde el combate frente a un pueblo protagónico

Jean Araud*//SURySUR
3 de Abril de 2013
Al terminar este mes de marzo de 2013, compartir lo cotidiano del pueblo bolivariano es una experiencia cuya dimensión se hace difícil de describir: la realidad es una explosión de corazones en las calles de Caracas. Hace tiempo Hugo Chávez lo había anunciado “Ya no soy más Chávez. Chávez es un pueblo”. Hay muertos que, lejos de haberse muerto, gozan de buena salud.

Como hizo de su pueblo un pueblo protagónico y participativo, la respuesta fue inmediata. Los bolivarianos revolucionarios han contestado “Todos somos Chávez” y cada uno de ellos “Yo soy Chávez”.

La muerte se complace en dictar lo que quiere como un punto final para la vida de los hombres. Cuando la enfermedad ganó su combate y la muerte piensa haberse llevado a Chávez, seguramente no se imaginó que no se la respetaría y le contestaría inmediata y espontáneamente: “Chávez vive, la lucha sigue”.
La muerte no pudo imaginar que en el mismo instante del fallecimiento de Hugo Chávez sería también el instante del nacimiento de millones de Chávez.

Que la muerte es desaparición pierde en este momento en Venezuela su significado. Para comprobarlo sólo hace falta compartir diálogos y ser testigo de miles de expresiones:

— Es una joven que entrevistada por una periodista que pregunta “¿Su nombre y apellido?” contesta firmemente “Mi nombre es Hugo, mi apellido es Chávez”.

—Es el periodista venezolano que declara “Pensaba que se trataba de una pesadilla y que me iba a despertar. No. La verdadera pesadilla seria que Chavez no hubiera existido”.

— Es una verdadera marea de ciudadanos, venezolanos y también llegados de otras partes, que acompaña el cortejo fúnebre y tardan horas para cumplir su recorrido por causa de otra multitud que llegó para saludar a su presidente gritando consignas de “Yo soy Chávez”, “Chávez vive, la lucha sigue”.

Habría que compartir durante horas la paciencia y determinación de los que mas de una semana esperaron con una disciplina ejemplar hasta treinta horas para presentarse un solo segundo delante del féretro de Hugo Chavez. Hay que estar atentos y no equivocarse para juzgar. Hay que escucharlos para saber que más que un último adiós se trata para ellos de reafirmar su lealtad y fidelidad a la ideología de una nueva forma de socialismo propuesta por su líder, el socialismo bolivariano.
Es una inmensa esperanza para un nuevo mundo posible, un mundo donde los desheredados y los abandonados encuentran por fin su puesto gracias a una dignidad que jamás conocieron.

La muerte se otorgó desde lustros su música lúgubre y lo negro por bandera. Pero en Caracas y en este marzo 2013, los bolivarianos han decidido no respetar sus tristes emblemas. Todos viven un profundo dolor y una gran tristeza pero su luto es combativo. Están en la calles. Es una respuesta popular para expresar que el ejemplo ideológico será seguido al pie de la letra.

La capilla ardiente donde reposó Chávez durante mas de una semana perdió todas sus significaciones convencionales. Por supuesto hubo recogimiento, guardias de honor, pésames. Pero también, segundo tras segundo, por un solo segundo, un incesante desfile.
Mujeres, hombres, jóvenes, viejos, niños, discapacitados, civiles, militares, indígenas, venezolanos, latinoamericanos, y también amigos que llegaron de otros continentes. Lágrimas derramadas pero más que todo puños alzados firmemente y manos sobre los corazones. Y en los alrededores de la Academia Militar donde reposó Chávez, centenares de personas que pasaban la noche en familia incluso durmiendo en el piso porque llegaron de lejos.

También cantos del folklore tradicional venezolano, de expresiones populares que Chávez impulsó con su ejemplo. Al cuatro suceden el arpa, los tambores y todos los instrumentos típicos que llenan de vida esta capilla ardiente.
Muchos Chávez cantaron para Chávez las canciones que se complacía en interpretar.

Y como vivimos en tiempos de nuevas tecnologías, en las pantallas de televisión o en las ondas de radio es el mismo Chávez en persona que sigue cantando, que declama y proclama sus mensajes por un mejor destino para su pueblo, por la protección de los niños, de las mujeres, de los menos favorecidos, de los indígenas, de los analfabetas que gracias a él ya leen y escriben, o de los ignorantes que ahora se instruyen.

A Venezuela llegaban también las informaciones del mundo. Unos quince países que han declarado luto nacional. Mas de cincuenta delegaciones y mas de treinta jefes de Estado decidieron venir, acompañar al pueblo venezolano y rendir homenaje al amigo. Llegan también los actos de nacimiento a nombre de “Chavez” de los que nacen en otras latitudes.

De lo que Chávez inspiró a todo un pueblo, numerosos jefes de Estado, ministros, oficiales, numerosas personalidades y periodistas aguerridos pueden atestiguar. Quizás no todos perfectamente porque la visión se enturbia cuando las lagrimas asoman y la voz se quiebra cuando la emoción es fuerte.

Chávez durante más de diez años se impuso como un estratega que una por una ganó sus batallas contra los peores enemigos. Y Chávez desconfiaba también de la muerte que miraba de frente. Por esto se retiró sin olvidar dejar su testamento político para que su revolución bolivariana le sobreviva y tuvo el cuido de designar sus sucesores.

Y hoy día, los revolucionarios bolivarianos cuentan ya con las cinco líneas principales de un programa para la Patria y un Plan Nacional para el mandato 2013-2019 preparados por Chavez en persona.

La muerte de Chávez permitió también que una vez más cayeran las mascaras de sus oponentes. Ya durante su enfermedad pudimos ver sus sórdidos deseos de muerte para un enfermo y hemos leído hasta un eclesiástico pretendido cristiano bendecir su cáncer.

Estos días escuchamos las declaraciones de Capriles Radonski, el candidato de oposición, que no puede reprimir su perversidad y demostrar su torpeza política.
Declaro con una sonrisa cínica a un pueblo chavista de duelo que “Chavez ha muerto y nadie podrá devolvérselo”. Peor, ofendió personalmente a varios ministros y también directamente a la familia de Chavez.

Si tales son las directrices de campaña presidencial que recibió en su muy reciente estadía en EEUU es de temer que presta equivocadamente más atención a las avenidas de Nueva York que a los mensajes de sus compatriotas en las calles de Caracas. María Gabriela, una de las hijas de Chavez que jamás apareció en el escenario político, le expresó su respuesta por carta pública con algunas precisiones sobre lo que “no es justo”, lo que “no es humano”, pidiéndole “no jugar con el dolor de un pueblo” y aclarándole que sabía que “la política era sucia pero no imaginaba que tan sucia”.
¡Vergüenza ajena señor Capriles!

Cuando los bolivarianos deciden que su campaña a las presidenciales para elegir su candidato designado por Chávez seria la “Campaña Chavez”, la oposición anuncia una provocadora y descarada “Campaña Simón Bolívar”. Realmente la oposición piensa que los venezolanos han olvidado que durante el golpe de abril 2002 descolgó de las paredes del Palacio Presidencial el cuadro de Bolívar y que su presidente de facto eliminó el honroso calificativo de Bolivariana del nombre de la República.

A estas ofensas y ataques psicológicos sin piedad, el pueblo contestará claro y fuerte en las urnas a este candidato presidencial ya derrotado por Chávez.

Desde más de una década algunos grandes medios han difundido una letanía de mentiras sobre Hugo Chavez. A las ordenes de otros intereses que los de un mundo mejor para los pueblos, han fabricado en sus sabios laboratorios informaciones para inculcar a sus audiencias la imagen de un “dictador y populista”.
Sin embargo realmente no han explicado por qué, ni como este sorprendente dictador venció a sus adversarios políticos quince veces sobre diez y seis en los desafíos de las urnas, contando con el reconocimiento inequívoco de todos los organismos internacionales.

En cuanto al populismo es la mentira por omisión a la cual se dedicaron estos grandes medios, a menos que populismo sea por ejemplo y más que resumido sobre diez años:

— alfabetizar millón y medio de ciudadanos,
— reducir la tasa de desnutrición infantil en 40%,
— aumentar de 6 a 13 millones los niños escolarizados y la enseñanza secundaria de 53,6% a 73,3%,
— los estudiantes universitarios de 895.000 a 2,3 millones,
— la creación de 7.873 centros de salud, aumentar la atención de salud de 3 a 17 millones de ciudadanos,
—reducir en 49% la tasa de mortalidad infantil, operaciones de la catarata un millón y medio de condenados a la ceguera
— y mejorar la esperanza de vida de 72,2 a 74,3 años.

De verdad se puede tratar de populismo:
— bajar la tasa de pobreza de 42,8 a 26,5% y la pobreza extrema de 16,6 a 6%, según el coeficiente GINI, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de la Naciones Unidas (PNUD) clasifica Venezuela como el país suramericano donde se encuentra la menor desigualdad:

—aumentar los presupuestos sociales en 60,6%, pasar las pensiones de jubilados de 387 mil a 2,1 millones, construir 700 mil viviendas populares, devolver un millón de hectáreas de tierra a sus etnias originarias, entregar tres millones de hectáreas de tierra a los pequeños campesinos;
— aumentar el consumo alimenticio en 81%, pasar de 250.000 a cinco millones los niños que reciben alimentación en sus escuelas;
— impulsar 50 mil cooperativas populares;
— aumentar el salario mínimo en 2.000% (de 16 a 330 dólares), ofrecer a los adultos en edad de retiro y aunque no “hayan nunca trabajado” 60% del salario mínimo como jubilación, 80% para las mujeres y los discapacitados, reducir la deuda pública de 45 a 20%, o mejorar el PIB por habitante de 4.100 a 10.810 dólares.


Populismo nacionalista sin lugar a duda:
—Recuperar de los monopolios la soberanía energética, los sectores eléctricos y de comunicaciones y lanzar sus propios satélites.
— Retirarse del FMI y del Banco Mundial reembolsando sus deudas de manera anticipada.
— Llegar a una tasa de crecimiento de 5,5%, una de las mejores en el mundo.

Y populismo internacional, por supuesto:

—Un apoyo directo al continente de 8.000 millones de dólares en donaciones, financiamientos y ayuda energética contra los 3.000 millones de la administración Bush.
— Crear Petrocaribe que ofrece a 90 millones de habitantes de 18 países de América Latina y del Caribe o inclusive a comunidades desfavorecidas de los EEUU un petróleo subvencionado entre 40 y 60% para su independencia energética.

— Ofrecer con 8 países miembros del ALBA, una Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América para luchar contra la pobreza y la exclusión social.
— Crear con 33 naciones la CELAC, la Comunidad de los Estados Latinoamericanos y del Caribe, para emanciparse de la tutela de los EEUU y de Canadá.

Chávez dejó al pueblo bolivariano una inmensa luz de esperanza. Los programas de salud, educación, alimentación y vivienda están en marcha. No es el gobernador de uno de los Estados del país con los peores índices que lograra fácilmente convencerlos que lo hará mejor de lo que ya demostró; es decir: quitarles sus conquistas sociales para beneficio de una minoría de oligarcas.

Chavez seguirá viviendo una larga vida en el seno de su Revolucion y muy probablemente su adversario terminara viviendo días apacibles en su lujoso apartamento de Nueva York —de una procedencia económica que queda por hoy misteriosa—. Pero tampoco se puede excluir que prepare un nuevo show que el pueblo conoce muy bien.
Por ejemplo retirarse de su campaña al último minuto para intentar deslegitimar las elecciones, o bien como buen perdedor anunciar vía las clásicas maniobras mediáticas internacionales el eterno “fraude electoral” que permite justificar lo injustificable.

Desgraciadamente para él ya nadie puede creer estas groseras maniobras pasadas de moda desde hace mucho tiempo.
——
* Productor y coconductor del programa Así de Simple en la Radio del Sur. Fundador de Trincheras Amiga y Coordinador General de Hermes Internacional.
Articulo traducido del francés, publicado en Michelcollon info. Revisión del texto de Amarilys Raymond).
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