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Siguen las protestas en Bolivia

20 de Enero de 2005
Ciudades de El Alto y Santa Cruz ya comenzaron su multitudinario reclamo por privatización de agua potable y alza de los combustibles, desestabilizando el gobierno de Carlos Mesa.
Con dos de las ciudades más importantes del país paralizadas y al frente de una seguidilla de movilizaciones sectoriales, la administración del presidente boliviano Carlos Mesa soporta la arremetida popular más importante desde que asumiera el mando del país en octubre de 2003.
En El Alto, los ciudadanos convocados por la Federación de Juntas Vecinales, exigen que sea rescindido un contrato que permite a una empresa transnacional –Aguas de Illimani- la provisión de agua potable.
Un paro convocado por organizaciones barriales consiguió que el gobierno boliviano cancelara un contrato con la empresa transnacional que gestionaba la distribución de agua potable en la ciudad de El Alto.
Los habitantes de El Alto, ciudad de más de 700 mil habitantes y una de las más pobres de Bolivia, exigen que el gobierno emita un decreto que consolide la conclusión del contrato con la transnacional francesa.
Esta empresa ha sido acusada por organizaciones barriales de incumplir el contrato en varios puntos y de cobros injustificadamente altos por sus servicios.
Mientras las autoridades intentan resolver el conflicto en El Alto mediante esta propuesta, la ciudad de Santa Cruz, la más importante de Bolivia en términos económicos, también está paralizada.
Los bloqueos de calles y la paralización de actividades en Santa Cruz fue convocada por un Comité Cívico liderado por grupos empresariales privados que exigen que se deje sin efecto una subida de combustibles en Bolivia.
Una serie de decretos emitidos por el gobierno a favor de los empresarios y la región de Santa Cruz ha sido insuficiente para detener la protesta.
Los dirigentes de esta movilización rechazaron el contenido de esos decretos e insisten en la reconsideración de los nuevos precios de combustible, e incluso exigen la renuncia del presidente de la República.

Una asamblea de las instituciones que llamaron el paro ha sido convocada con la intención de aplicar otras medidas de presión dirigidas a conseguir la rebaja de los precios de la gasolina y el diesel, que subieron en 10% y 23%, respectivamente. Los choferes de esa región amanazaron con cortar las rutas hacia Argentina, Paraguay y Brasil para obligar al gobierno a escuchar su demanda.
La inquietud por las protestas empujaron al presidente Carlos Mesa a emitir un largo mensaje a la nación en el que aseguró que prefería renunciar antes que ordenar una represión violenta de las manifestaciones.
Pese a los ofrecimientos gubernamentales, las protestas sociales se generalizan y ya se habla de la incorporación de La Paz y Cochabamba al movimiento.
Evo Morales, jefe del MAS, llamó a adelantar las elecciones presidenciales y afirmó que el Presidente se alejó del pueblo. “Hemos llegado a la conclusión de que Carlos Mesa se declaró como primer enemigo del pueblo boliviano”.
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