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Dimisión del presidente Mesa siembra Bolivia de incertidumbre

7 de Marzo de 2005
La dimisión anunciada por el presidente de Bolivia, Carlos Mesa, sumió al país andino en un ambiente de incertidumbre política, mientras cientos de sus partidarios salieron a la calle para exigirle que se mantenga al frente del Gobierno.


La decisión del mandatario, que lleva 16 meses en el poder, tras la renuncia de su antecesor, Gonzalo Sánchez de Lozada, fue propiciada por el paro generalizado que vive la ciudad de El Alto, vecina de La Paz, y las amenazas del líder cocalero Evo Morales de desatar en el país un ola de bloqueos esta semana.


El Alto reclama la expulsión inmediata de la empresa francesa Suez del servicio del agua, en tanto que Morales abandera una reforma petrolera radical, la convocatoria a la Asamblea Constituyente y el rápido enjuiciamiento del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, por las muertes ocurridas en su Gobierno en 2003.

La anunciada dimisión pone al presidente del Senado, Hormando Vaca Diez, miembro del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), del partido de Paz Zamora, en puertas de asumir la Presidencia del país otra vez.

El partido del ex presidente Sánchez de Lozada, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), a través de uno de sus dirigentes afines al ex mandatario, Luis Eduardo Siles, calificó la actitud de Mesa de una "renuncia poco sincera y premeditada para obtener una reacción", sin medir la posibilidad de una polarización en la población.


El líder de la oposición política en Bolivia y de los productores de coca, Evo Morales, calificó de "chantaje" la renuncia, "porque no es irrevocable". En una entrevista a una cadena televisiva, Morales definió las críticas de Mesa contra su persona como "una guerra racial", además de anticipar que las protestas contra una reforma petrolera que analiza el Congreso, previstas para el lunes, se mantienen.

"Se ha desenmascarado", anotó el diputado y presidente del Movimiento Al Socialismo (MAS), en referencia al apoyo de Mesa a una Ley de Hidrocarburos que no perjudique a las empresas trasnacionales ni afecte a la ayuda que recibe Bolivia de la comunidad internacional.

"Si Carlos Mesa no quiere ser un gobierno limosnero, si no quiere que Bolivia sea limosnera, no tenemos otra alternativa que recuperar todos los recursos naturales y ahora tenemos la oportunidad de recuperar los hidrocarburos", anotó en defensa del proyecto de ley del MAS, que prevé regalías por 50 por ciento, tributos aparte.

Aclaró que ni este partido "ni el pueblo boliviano están pidiendo la expulsión de las trasnacionales, ni están pidiendo confiscación ni expropiación de los bienes" de estas compañías, entre las que se encuentra la hispano-argentina Repsol YPF.


Por eso, calificó la determinación de renunciar de Mesa de "chantaje, porque no es una renuncia irrevocable", al dejar la decisión final en manos del Parlamento.


También acusó al mandatario de ser "el gran defensor de la capitalización", en referencia al proceso de privatización de varias empresas estatales liderado en los años noventa por el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997 y 2002-2003), en cuya segunda candidatura participó Mesa como aspirante a vicepresidente.


Desde ese cargo, Mesa sucedió a Sánchez de Lozada, quien renunció en octubre de 2003 en medio de protestas masivas en su contra.


El anuncio de Mesa provocó manifestaciones espontáneas a su favor en varias ciudades del país, especialmente en la Plaza Murillo, de la ciudad de La Paz, donde el mandatario recibió personalmente el apoyo de una multitud durante varias horas de la noche del domingo.


La Constitución boliviana establece que, en caso de dimisión del Jefe de Estado, el sucesor será el Presidente del Congreso y, a falta de éste, el titular de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. (Agencias)
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